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Un programa mediocre

Álvaro Cueva
Miércoles 18 de Enero de 2012
 

Hablemos ya, en concreto, de “Parodiando”, el programa de imitadores que comenzó el domingo pasado por El Canal de las Estrellas.

¿Por qué si la nota es Platanito y si la recomendación del día es el estreno de la tercera temporada de “White collar” por Fox?

Porque si no criticamos esta aberración del destino, las cosas jamás van a mejorar y este tema, como muchos otros, terminará por diluirse hasta desaparecer, hasta que el público se conforme y asuma que toda esta mediocridad es lo normal, lo que tiene que ser.

¿Qué es “Parodiando”? No, no es un concurso de gala donde personas verdaderamente talentosas compitan para que usted y yo descubramos a un magnífico imitador como en “Tu cara me suena” de Antena 3.

Es una mamarrachada inmunda sin pies ni cabeza impropia de Televisa, del público mexicano y de sus anunciantes.

¿Cuáles son sus broncas? Primero, que es una copia de un montón de formatos que en este momento le están dando la vuelta al mundo.

Pero una copia mala, una copia pirata, ya que su dinámica de equipos y capitanes, como derivada de “La voz… México”, no se entiende.

Y peor porque luego le juntaron a Gilberto Gless como crítico, pero va a haber más, pero nadie supo quiénes, y eso crea la sensación de que sus productores están trabajando sobre la marcha, definiendo, arreglando, componiendo.

Eso no es profesional como tampoco es profesional la monstruosa combinación de conceptos que se han estado manejando antes, durante y después del programa.

Primero nos vendieron la idea de que esto respondía a la elegantísima tradición de imitadores de Televisa, lo cual es muy pero muy cuestionable y jamás se utilizó en la transmisión número uno.

Después le pusieron “Parodiando”. O sea, es un programa de “parodiadores” no de imitadores porque no es lo mismo parodiar que imitar.

Cuando uno parodia, se burla, critica. Cuando uno imita, copia, se quiere parecer a alguien.

Una cosa no tiene que ver con la otra como tampoco es posible calificar, bajo los mismos parámetros, a gente que nomás interpreta a un solo personaje, a hombres y mujeres que pueden interpretar a muchas personalidades, a chavos y chavas que cantan, a personas que sólo cuentan chistes, y a figuras de diferentes edades.

“Parodiando” es un caos. ¿Cómo le hizo el interventor de la Secretaría de Gobernación para avalar aquello? ¡Quién sabe! Pero estuvo horrible porque, además, qué pena de gente la que seleccionaron.

Ninguno de ellos le llega a los talones a los concursantes que han participado en las emisiones similares que hemos visto en lugares como Chile y están tan mal manejados que la producción de este concepto, en lugar de llamarlos por su nombre para que el público los conozca, los quiera y los admire, los llama por el nombre del personaje que están interpretando.

¿Resultado? El auditorio no vota por los imitadores, vota por lo que representan.

Esto es un gravísimo error como el determinar, con sólo una rutina de unos cuantos minutos, si la persona que está participando tiene talento o no.

En tan poco tiempo no se puede saber nada y menos cuando, en algunos casos, los responsables de este “show” meten a los “imitados” como Danna Paola, José José y Adrián Uribe a amenizar la velada.

Eso alienta la competencia desleal. Hace que uno, desde casa, prefiera al concursante que está moviendo las nalgas al lado del “Vítor”, en lugar de preferir al que lo único que tiene para defenderse es su palabra. Es injusto.

¡Qué tan grave no será la situación de “Parodiando” que la nota de la noche del 15 de enero no fue la gracia de la chica que imitó a Ana Gabriel ni la voz del señor que ridiculizó a Adal Ramones sino lo del embarazo de Angélica Vale!

Esto tiene que ser tema de discusión porque manda mensajes contradictorios.

¿No fue Televisa la primera en pararse de pestañas porque la prensa se estaba metiendo en la vida privada de sus estrellas cuando el tristísimo caso de Carlos Loret de Mola y Laura G.?

¿Entonces cómo es que ahora se pone a jugar con la vida privada de una figura tan querida como Angélica Vale para efectos de “rating”?

Entonces el problema no es el respeto a la vida privada, es un asunto de poder, de que la única que puede disponer de esta información es y tiene que ser Televisa. ¡Aguas!

Sin comentarios de Laura León y su tema musical. Le juro que cuando la vi abriendo la emisión pensé que se trataba de un imitador disfrazado de mujer y hasta se me hizo chistoso.

¿Y la conducción? ¿Qué le puedo comentar de la conducción? Que a pesar de que Héctor Sandarti es uno de los mejores conductores que tenemos en México, se nota que ni él mismo entiende cuál es su rol.

De repente, a mitad de las críticas, se pone a entrevistar a los concursantes. De repente, no. Es y no es importante.

¡Qué mala historia! ¿En qué cree usted que vaya a terminar? ¿En lo de siempre?

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