En meses recientes han proliferado las encuestas de opinión sobre los posibles candidatos a gobernador de Sonora y quién de ellos es el favorito para ganar la elección en 2027.
No hay en el promedio de esas encuestas un consenso que incline la balanza a favor de uno de los nombres que se mencionan, en la práctica los resultados son contradictorios e intrascendentes como para tomarlos en cuenta.
Pese a ello la "encuestitis" sigue ganando espacios en la opinión pública y los más interesados -partidos, precandidatos y sus periodistas- dan importancia exagerada a los resultados que les favorecen en la misma medida que menosprecian o ignoran los resultados a favor de un adversario, o descalifican los datos que señalan problemas de .
Espejito, espejito mágico...
Las encuestas son herramientas muy útiles para estudios de mercado y de promoción ideológica, además de presentar tendencias del electorado a unos días de la votación, pero en el medio político se han desvirtuado para quedar como simples instrumentos manipulables a favor o en contra de quien aparecen en las opciones que se ofrecen al público.
Son como el espejito mágico al que acuden los precandidatos para saber quién es no el más bonito pero sí el más popular e idóneo para ganar la próxima elección.
Hoy en el contexto sonorense con miras al 2027 cada quien recurre a ese espejito y presume de encuestas a favor siempre, por supuesto, en respuesta a los amigos que les piden su opinión sobre la más reciente consulta favorable.
El juego de tan visto se ha vuelto aburrido, soso, no dice nada sobre la situación política real pero sí mucho del narcisismo de los involucrados.