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Durante su gestión como contralor municipal, José Guerra Beltrán ordenó pintar en las paredes de su oficina un mural con mágenes relativas a la vida productiva del campo.
El mural fue pintado por Mendoza Salas y tiene como fecha febrero de 2019. Además de estar catalogado entre los bienes culturales del Municipio, tiene dos elementos singulares que reflejan el estado de ánimo de su patrocinador.
El primero de ellos es la figura del químico José L. Guerra Aguiluz, padre del contralor, y quien fuera una persona muy estimada en la sociedad cajemense hace cuarenta y más años pues fue promotor de obras sociales e instituciones como el Departamento de Bomberos, además de haber sido maestro de muchas generaciones de estudiantes de la secundaria "José Rafael Campoy"-
Otro elemento singular del mural es una diminuta banca, tanto que apenas se ve, y en cuyo respaldo aparece el apellido Mariscal. Hay que acercarse a unos centímetros para distinguir las letras del apeliido.
Dato curioso que puede prestarse a diversas interpretaciones según sea el ánimo de quien la mira y su percepción sobre el gobierno que presidió Sergio Pablo Mariscal.
