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¿Qué enredo se traen en el área cultural oficial? Dos días antes de irse con su música a otra parte, el ex director del Instituto Sonorense de Cultura Mario Welfo Álvarez inauguró la Cineteca Sonora y la puso a disposición de los cinéfilos sonorenses. Y este fin de semana, la nueva directora del ISC la preinauguró. En la reunión celebrada, con la presencia del Secretario de Gobierno y de la embajadora de Finlandia, la funcionaria dijo:
“Con esta proyección (la de una película finesa) se preinaugura la Cineteca de Sonora, un acto histórico esperado por la comunidad cinematográfica sonorense, gracias a las gestiones del gobernador Durazo”.
Welfo Álvarez había atribuido el mérito a su jefa Claudia Pavlovich, Pero ya que estamos sacando cuentas, es justo recordar que la Cineteca ocupa el edificio que se construyó en el sexenio de Guillermo Padrés, aunque le faltó equipamiento.
La palabra “preinauguración” implica que falta la inauguración formal (en noviembre), que ojalá sea la última. El ciudadano que escribe estas líneas sugiere que en esa ocasión se invite al ex gobernador Padrés, porque gestionó la construcción del edificio cuyo nombre oficial es Centro Cinematográfico del Noroeste, con fondos federales, y a la ex gobernadora Pavlovich porque mandó quitar la hierba seca del exterior del inmueble y pintar en el asfalto las rayitas para el estacionamiento. Honor a quien honor merece.
GRAN ACTIVIDAD ARTÍSTICA
Varios y muy importantes eventos culturales hubo la semana pasada en Hermosillo, y como ni los funcionarios estatales ni los municipales se molestan en asomarse a ellos, les enumero los principales.
Al caer la tarde del viernes, el dramaturgo Roberto Corella estrenó su obra “Desierto cabaretito” en el escenario de El Carromato, un teatro portátil que se puede llevar a cualquier barrio, colonia o población. En esta oportunidad se instaló en la Plaza Guaymas, por el rumbo del Seguro Social. Paquita Esquer hizo una brujería para que no lloviera y se ocuparon todas las sillas bajo un clima de 24 grados. La obra tiene un mensaje ecológico forrado de amenidad y diversión. Le dedicaré un comentario exclusivo en próxima columna.
Y el sábado, en “El Estanquillo de las Letras”, en la Plaza Zaragoza, la escritora Patricia Robles Payán presentó su libro “El surco invisible” con las entrevistas que realizó a los migrantes que se libran del hambre, el frío y la desesperanza en el Albergue San Juan Bosco, en la frontera. Está dedicado a Juan Francisco Loureiro Herrera, fundador de ese refugio que se sostiene con donativos. Patricia tiene una
paleta de colores múltiples para pintar los avatares de quienes alientan el sueño americano aunque una y otra vez topan con el muro del fracaso. Amigas de Patricia, que cursó la carrera de Letras en la Unison, y que no habíamos visto en El Estanquillo, acudieron a saludarla y adquirir el libro.
Las presentaciones continuarán los fines de semana.
carlosomoncada@gmail.com
