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En la elección del 2018 por la presidencia municipal de Cajeme, el candidato de Morena-PT-PES, Sergio Pablo Mariscal, obtuvo el 36% (59 mil) del total de votos emitidos.
Su más cercano competidor, el independiente Rodrigo Bours, recibió el 23% (37 mil votos), mientras que el tercer lugar, Emeterio Ochoa, del PRI-PVEM-Alianza, se quedó con el 18% (29 mil votos) y Gustavo Almada (Movimiento Ciudadano) quedó en quinto lugar con el 23% (14 mil votos).
Entre el primero (Mariscal) y el segundo (Bours) se quedaron con el 58% de la votación total.
Hoy, a menos de un mes de la elección del 6 de junio 06, parece poco probable que el ganador de los candidatos a la alcaldía obtenga el 30% o más de los sufragios que habrán de emitirse.
No sólo porque ahora hay tres candidatos más, 9 en total, sino porque en la primera parte de las campañas se ve muy pareja la contienda entre cuatro candidatos -Acosta, Bours, Lamarque, Murrieta- y un quinto que aún es una interrogante -Arrayales.
Lo más notorio es la diferencia entre las circunstancias políticas del 2018 y las que se viven ahora.
Desde antes de iniciar las campañas se decía que el rival a vencer sería el candidato de Morena, Javier Lamarque, y en buena medida por la fuerza popular que aún conserva ese partido pese a las ruda y copiosa campaña que ha debido enfrentar prácticamente desde el 2018 tras asumir el poder en la Presidencia, legislaturas y municipios. Además Lamarque tuvo un buen desempeño como alcalde (1997 - 2000).
En contra juega el desgaste que implica el ejercicio del poder y que en Cajeme ha tenido un alto precio tanto por la violencia como por las condiciones de la actual administración municipal. La ola lópezobradorista que impulsó a tantos candidatos era en el 2018 una esperanza, ahora es una realidad.
Y la unidad de la alianza partidista de entonces, hoy se ha fragmentado dando vida a dos candidatos que compiten por la misma base electoral de Morena: Rosendo Arrayales (PES) y Orlando Salido (PT).
Cuántos puntos puedan quitarle a Lamarque, eso aún es una incógnita pero pueden ser los suficientes para anular la posibilidad de una ventaja frente a los otros candidatos.
El primero de ellos, Rodrigo Bours, parecería el más beneficiado con esa división, aunque él mismo resentirá un hecho similar con la participación de Abel Murrieta quien podría incluso rebasarlo en votos y acariciar el triunfo electoral. Ambos se mueven sobre una base electoral muy parecida, si bien Murrieta cuenta con el reconocimiento a su capacidad para enfrentar elproblema número 1 de Cajeme: La inseguridad.
Por el lado de la alianza Va X Cajeme, donde Anabel Acosta se ha consolidado como una buena candidata, sus resultados son aún más inciertos pues dependen en buena medida de la imagen que logren recomponer o no los partidos PRI y PAN. Del PRD no puede esperar una aportación significativa.
El factor de la identidad de género también podría jugar un papel importante para Acosta quien es la mujer más consolidada en la campaña.
La otra es la recién incorporada Ana Lilia Hernández. Su entrada tarde a la contienda no es tan importante como la debilidad del partido que representa, Redes Sociales Progresistas, el mismo problema que cargan Efrén Sánchez (FXM) y Fidel Covarrubias (PVEM).
