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Cuando llegó la vacuna a México, el presidente AMLO afirmó que él no se la aplicaría hasta que le tocara su turno. Primero el personal de salud y luego, a más tardar en marzo, las personas de 60 y más.
Entonces, él con 67 de edad, se vacunaría.
Después de eso, llovieron en redes socailes y en las pláticas cotidianas los comentarios de quienes aseguraban que posiblemente él y su familia habían sido de los primeros en recibir la vacuna, sólo que en lo "oscurito", a escondidas. Total, es un privilegio de estadistas, afirmaban y alguien como AMLO no dejaría escapar la oportunidad.
Hoy, al darse a conocer la noticia del positivo a covid-19 de AMLO, a sus críticos les resulta difícil si no es que imposible, reconocer que no se aprovechó de su cargo como Presidente para vacunarse antes del tiempo en que puede hacerlo por su edad.
AMLO fue congruente.
Sus críticos desquiciados ahora reclamarán que él tendrá todas las atenciones que no reciben los enfermos comunes. Y publicarán todos los memes imaginables donde expresar su enfermizo fanatismo.
