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Llegaron muy temprano, antes de que abrieran los establecimientos. El sol y el calor al aire libre parecía no molestarles pues se aferraban a cualqier sombra por insignificante que fuera.
Desde su sombra particular mataban el tiempo con un ojo al celular y otro a la puerta del casino, atentos al momento de que las puertas se abrieran.
La ansiedad podía palparse a varios metros de las mujeres y hombres que aguardaban el momento de ingresar y sentarse, ¡por fin!, frente a la maquinita. Han pasado varios meses desde que la contingencia por el covid-19 los privó de su vicio, la ludopatía, que alimentaban casi a diario. Pero después de la abstinencia forzada de casi seis meses ya están de nuevo con la adrenalina a punto, retumbando en las venas por cada vez que la maquinita les da un premio o les quita su dinero, más esto que aquello.
En el Casino M, ubicado en la calle Sonora, la espera fue corta pues éste fue el primero en abrir.
En el Yak de Plaza Goya y el Joy en la salida norte de la ciudad, las acciones iniciaron a las 12:00 del día.
Pasadas apenas unas horas y ya están llegando jugadores de todas partes, mujeres la mayoría, todos quieren ser parte de ese 30% de clientes que podrán estar dentro del casino durante varias horas, soñando con golpe de suerte que les permita pagar deudas, comprar lo que tanto desean o simplemente sentir el éxtasis de un golpe de suerte.
Sólo algunos, muy pocos, lo logran. La mayoría se satisface con pasar las horas frente a la maquinita aislados del mundanal ruido y los problemas cotidianos. Poco después, cuando se acabe el dinero, saldrán con la mirada puesta en el suelo, tristes por lo que pudo ser y no fue.
Los casinos son establecimientos que no aportan nada a la sociedad, por el contrario, causan un grave daño a familias, a personas en lo individual y deterioran el tejido social.
Desde el punto de vista económico son un desastre para la ciudad porque la mayor parte del dinero que captan se lo llevan a otras ciudades, donde están sus propietarios.
¿Cuál es la razón válida para que las autoridades locales hayan permitido la apertura de casinos con el semáforo amarillo de la pandemia?
Cajeme, como la mayor parte del país, está en una grave crisis económica por la contingencia. La apertura de casinos contribuye aún más con esa crisis. Y las autoridades exhiben su satisfacción por la "reapertura ordenada y gradual".
