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Bajo la mirada acuciosa de cuando menos 15 policías se realizó la sesión extraordinaria de Cabildo donde fue aprobada la cuenta pública municipal del trimestre octubre - diciembre 2019.
Más allá de la discusión obligada entre regidores de oposición y las autoridades, no hubo gritos ni sombrerazos como en la sesión anterior pues ahora desde el pasillo de acceso y en el interior de la sala había letreros de advertencia para quien hubiera querido alterar el orden: "Será retirado por la fuerza pública". Y allí estaban los agentes al acecho de cualquier gritón que apareciera por allí.
"Mucho gobierno", dirían en la jerga delictiva.
Contrastaba con el "mini estado de sitio" la decoración con plantitas colocadas en medio del escenario del Cabildo, plantitas de plástico más falsas que las risitas y saludos que intercambiaron algunos regidores y regidoras (omitir el femenino puede ser violencia política de género).
Ya entrados en materia discutieron la cuenta pública que, como era previsible, fue aprobada por los regidores oficialistas y cuestionada por algunos y algunas de oposición.
Rafael Delgadillo y Rodrigo Bours cuestionaron el informe del Oomapasc al señalar que no se cumplieron las metas anunciadas el año pasado, tampoco se tomaron las medidas recomendadas para detener la crisis financiera del Organismo.
Bours dijo incluso que se podrían estar violando reglamentos de la ley hacendaria y que dentro del Oomapasc hay 180 millones de pesos perdidos entre descuentos y devoluciones.
Le respondió el director comercial Guillermo Patiño (el "director de facto", dijo un reportero en su rincón).
Sí se están tomando las medidas correctas, afirmó Patiño, pero se recibió el Oomapasc con finanzas tan maltrechas que es difícil enderezarlas.
(Una justificación tan reiterada e inútil porque nunca lleva al siguiente paso: Quién o quiénes fueron los responsables de ese quebranto y cuándo les van a fincar responsabilidades).
Aclaró que todos los descuentos tienen un soporte o justificación para dar apoyo a las familias vulnerables.
Por su parte Rosendo Arrayales denunció el apetito pantagruélico de los funcionarios de la Central Camionera quienes se han gastado una buena lana en comidas, sobrepasando con 92 mil pesos el presupuesto autorizado para platillos, antojitos y otras tentaciones gastronómicas."Cómo tragan", comentó el reportero del rincón pero lo dijo en voz baja para que no lo oyeran los policías que lo rodeaban.
Omar Serna, gerente de la Central Camionera, intentó defenderse argumentando que él tiene pruebas de que no es tan comelón, a lo que la regidora Lupita Ochoa reviró pidiéndole que contestara los señalamientos de Arrayales pues la respuesta ofrecida era puro rollo.
Así los cuestionamientos a la cuenta pública hasta que el alcalde Sergio Pablo Mariscal intervino para insinuar algo preocupante que debe ser investigado con toda seriedad: Los regidores no entienden de números.
"Yo sí le intelijo", dijo el Alcalde y aseguró que los ediles sólo hacen juicios de valor apriori.
"Mmmm, de haberlo sabido antes", musitó el reportero del rincón mientras intentaba burlar el cerco policiaco.
