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Juan, un modesto herrero, depositó en una casa de empeño una herramienta de trabajo con valor aproximado a 1 mil pesos, a cambio recibió un préstamo de 150 pesos.
Cuando quiso recuperar su herramienta, los empleados de la casa de empeño le dijeron que ya habían vendido la herramienta, pese a que aún no se vencía el plazo estipulado en el documento de rigor.
Al ver que podía ser víctima de un fraude, Juan amenazó a los empleados de la casa de empeño con llevar el caso ante la Procuraduría Federal del Consumidor, advertencia que ellos escucharon con cierta burla.
Pronto entendió Juan que la burla se debía a lo difícil y costoso que representaría para él ir a Hermosillo, donde está la sede de la Profeco para todo Sonora. Al final recuperó su herremienta cuando amenazó a los empleados con difundir el caso en redes sociales y medios de comunicación.
Nadie atiende
Este tipo de casos han proliferado en Cd. Obregón donde algunos establecimientos o prestadores de servicios cometen irregularidades en contra de sus clientes a sabiendas que es muy difícil que los vayan a acusar ante la Profeco.
Desde que la administración federal decidió cerrar la oficina local de esta dependencia, el público en general quedó prácticamente desamparado ante cualquier fraude o engaño del que pueda ser víctima al comprar un artículo en mal estado o pagar por un servicio mal otorgado.
Aún hay personas que acuden a la calle Chihuahua casi esquina con Guerrero, donde se encontraba la oficina de Profeco, hasta que se enteras de que deben ir a Hermosillo, porque aquí no se dejó un sólo empleado para recibir las quejas de los consumidores y turnarlas a la sede estatal.
A Hermosillo
De un total de 9 personas que laboraban en Profeco Cd. Obregón, una renunció y otra se jubiló cuando se ordenó el cierre de la oficina.
Los otros 7 empleados tuvieron que trasladarse a vivir a Hermosillo para conservar sus trabajos.
"Querían que renunciáramos pero no lo hicimos y debimos aceptar venirnos a Hermosillo. Aquí tenemos que pagar renta mientras nuestras familias se quedaron en Obregón", dice uno de los empleados.
La delegación de Profeco en Hermosillo recibe todas las quejas y demandas que se generan en el Estado, una tarea descomunal para unos cuantos empleados sobre todo en el período de fin de año.
La mayoría de los consumidores que han sido defraudados en Cd. Obregón prefieren no pagar los gastos que implica el traslado, a menos que la demanda sea implique recuperar una cantidad considerable, de varios miles de pesos.
"En Cajeme ni siquiera tenemos una representación como la tienen en Navojoa. Allí hay una oficina que el Ayuntamiento sostiene y donde los demandantes ponen la queja, no les resuelven pero la turnan a Hermosillo y así les evitan el viaje", comenta el empleado.
La posibillidad de reinstalar la Profeco en Cd. Obregón parece lejana, muy lejana, así que los consumidores locales están prácticamente a expensas de quienes pretendan abusar de ellos.
