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El Contralor Municipal tuvo una tarde-noche de terror en la reciente sesión de Cabildo, luego de que varios regidores cuestionaron su desempeño al frente a la dependencia municipal, suceso del cual no salió bien librado, pese a sus envidiables cartas credenciales.
En el portal Profesional.mx, aparece el amplio curriculum del priista, egresado de la UAG en 1977 y da fe de su paso por distintas dependencias gubernamentales, catedrático universitario, conferencista, columnista, además de ex presidente del Colegio de Contadore públicos, en síntesis, todo un Juan Camaney de los números y las cifras.
De buen talante y luciendo un mostacho al estilo Porfirio Díaz, el afamado Pepe Guerra Beltrán acudió ante el órgano colegiado y procedió a presentar el informe del tercer trimestre del 2018, que fue de todo, menos un documento de resultados: apenas 55 denuncias no graves que huelen a burla.
Por casi una hora los regidores escucharon con enfado la una perorata, donde el funcionario municipal se lamentó de una austeridad involuntaria en su oficina, que más bien sonó a pretexto para no cumplir con sus responsabilidades, lo que lo acerca una situación de complicidad.
El rosario de lamentos fue ingenuo para alguien que presume tener más de 4 décadas en el ramo: “Nos falta personal”, “Es precario el presupuesto que tenemos”, “No somos pulpos y no podemos estar en todo”, “Somos autónomos, pero insuficientes”, entre otras frase de antología para el manual de coartadas.
Luego compartió sus sesudos análisis para justificar su parálisis y no proceder a investigar el sexenio de los juniors priistas, cuyo paso por palacio municipal está plagado de denuncias y señalamientos con aroma de corrupción, tráficos de influencias, conflicto de interés e impunidad.
“No podemos estar molestando a la gente (léase compañeros de partido) por periodicazos” y “que me disculpen los compañeros de la prensa”, pero en el internet hay mucha información “chatarra”, se escudó el contralor.
Quizás el nuevo teórico de los medios hizo estas afirmaciones con base en los contenidos del periódico Vanguardia que dirige su hijo del mismo nombre, muy proclive a publicar refritos oficialistas y por lo cual tuvo (y tendrá?) un convenio con el Ayuntamiento de Cajeme.
Le “brincó” el regidor Rodrigo Bours Castelo, que desde hace días estaba en espera del momento para decirle sus verdades. Aquello no fue un combate, más bien lo agarró de sparring porque no le quedó de otra que apechugar los “golpes” y responder con un simple “tomaremos muy en cuenta sus comentarios”
Desde la esquina del funcionario nadie actuaba ni siquiera para lanzar la toalla, cuando el empresario constructor le recriminó por qué no actuaba ante los casos de empresas como la Parkour de los “alegres compadres” del ex alcalde Faustino Félix, beneficiados con obras por un monto cercano a los 10 millones de pesos.
Además de su incumplimiento de entregarle el contrato del proyecto de la granja solar, anunciado con “bombo y platillo” por el entonces alcalde y hoy diputado pluri, Rogelio Díaz Brown, pues no se sabe a ciencia cierta qué pasó con los recursos financieros de esta obra que no ha sido terminada.
Luego el regidor Rosendo Arrayales le citó y le recitó la Ley de Gobierno Municipal para evidenciar sus omisiones como contralor y ya en su afán de defenderse, el funcionario se reveló como humorista involuntario para distensar conflictos, que ni Polo Polo lo hubiera hecho mejor.
Y es que el contador de profesión aplardeó que Contraloría Municipal, donde laboran 17 personas, fue la única dependencia del Ayuntamiento donde a todos se les realizó el examen de antidoping y que se congratulaba porque todos habían “dado positivo”. La mofa y/o chacota se escuchó al unísono.
Llegó un momento en que el contador apuñó sus manos y las colocó sobre la mesa, mientras su rostro atribulado apuntaba hacia el cielo, como implorando a los dioses de un milagro para que el episodio llegara a su fin.
Otros imaginaron que por la ocasión, seguramente Pepe Guerra recordaba uno de los éxitos de su tocayo José José, en especial aquella canción que dice: “estoy preso entre las redes de un sistema (priista)…”
