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Con cuatro tormentas tropicales de diferente intensidad que ingresaron al territorio sonorense, esta ha sido una temporada atípica de ciclones que evidencia los efectos del cambio climático en nuestra entidad.
Hasta hoy los fenómenos meteorológicos de esta naturaleza eran esporádicos y si acaso se presentaba uno cada tres o cuatro años, dejando tras de sí no sólo destrozos sino además un recuerdo que permanecía en las pláticas ordinarias, "como el año del ciclón aquél".
Sin duda el más recordado durante varias décadas fue el ciclón "Kirksten" de 1966, tal vez el de mayor impacto conocido hasta ahora en Cajeme. Después vinieron otros pero ninguno desplazó al "Kirksten" como el de referencia obligada para las generaciones que lo vivieron.
Pero solía ser uno o si acaso dos "colitas" de ciclón que se presenaban cada tanto tiempo y solían pasar varios años cuando las tormentas pegaban en el norte de Sinaloa y sólo dejaabn sus remanentes en el sur de Sonora.
Pero en la primera década de este siglo, cuando empezó a subir el tono de las advertencias por los efectos del cambio climático, cuando tuvimos un año con tres "colitas" de ciclón.
2018: El cambio climático llegó para quedarse
Es difícil precisarlo porque no hay estadísticas que lo confirmen con certeza, pero este 2018 aparece como el de mayor eventos ciclónicos registrado en Sonora.
Y su manifestación ha sido atípica, al menos en dos de ellos.
El primero fue el huracán "Bud", que como la mayoría llegó al territoria sonorense degradados a tormenta o depresión tropical.
"Bud" fue un raro fenómeno porque se presentó el 15 de junio, una semana antes de iniciar el verano, cuando se supone que las aguas del Golfo de California aún no están tan cálidas, aunque este dato es poco válido para el noroeste de México.
Además la interpretación común de estos fenómenos en nuestra zona geográfica establece que los ciclones se dirigen o recurvan hacia acá un poco antes o después de que el eje terrestre se ha inclinado para propiciar llegada del otoño.
Pero "Bud" fue tempranero, como un niño sietemesino al que no se esperaba tan pronto.
Luego vino el 19 de septiembre, ya en período ordinario, la tormenta tropical "Rosa", que impactó no en el sur o centro del estado sino en el extremo noroeste, hasta donde se encuentra San Luis Río Colorado e incluso puso en alerta a la ciudad de Méxicali. Sí, en pleno desierto estuvieron alarmados por el pronóstico de lluvias torrenciales.
El tercer fenómeno fue la depresión tropícal 19-E que se formó no al sur del Trópico de Cáncer, como es frecuente, sino al norte de éste, en las aguas del Golfo de California cuya temperatura, dijeron los expertos, estaba dos grados más del promedio normal en la temporada.
Esta manifestación del "calentamiento global" provocó la depresión tropical que ingresó en Cajeme el 19 de septiembre.
Y cuando creíamos que ya había pasado la temporada de ciclones en esta región, nos amenaza el huracán "Sergio" y entra por Guaymas con el grado de tormenta o depresión tropical, dejándonos lluvias copiosas que al fin y al cabo suelen ser más favorables que dañinas para nuestro Estado.
Aun no termina la temporada de ciclones pero en estas fechas se daba por sentado que ya no llegaría alguno a Sonora. Eso ya no lo podemos asegurar.
El cambio climático se pronostica con grandes lluvias donde antes eran escasas y viceversa, sequía en zonas lluviosas. Las tormentas, dicen los expertos, serán más violentas.
