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Delitos cometidos recientemente contra estudiantes de la Unidad Náinari del ITSON, han puesto en zozobra a la comunidad universitaria de este sector donde la ausencia de dos patrullas destinadas a la seguridad del campus genera inconformidad.
Apenas este jueves circuló en redes sociales la foto tomada a un sujeto quien a bordo de una bicicleta trató de arrebatarle el teléfono celular a un alumno de la Unidad Náinari pero no lo logró, gracias a la reacción del estudiante, y huyó del lugar sin ser detenido por la policía.
No tuvo igual suerte Aureliano Galaviz, el estudiante de IngenieríaIndustrial, quien sufrió fuertes heridas al ser atacado con cuchillo por otro sujeto que también quiso robarle el celular.
Se presume que ambos casos el delincuente podría ser el mismo, existe una foto (la que aparece aquí) tomada por las cámaras de seguridad en el hecho del jueves, mas no del ataque contra Aureliano, pues éste ocurrió a cierta distancia del campus.
Patrulas ausentes
En abril del 2016 el ITSON entregó en comodato dos patrullas a la Secretaría de Seguridad Pública municipal para que las empleara en las labores de vigilancia en esa área de la colonia Villa Itson.
Sin embargo sólo se aplicaron a esa tarea algunas semanas y después fueron destinadas a otros fines, en especial a la seguridad privada de empresarios y realizar labores de patrullaje en otras zonas.
Una de las dos patrullas, camioneta de doble cabina que aparece en la foto, está destinada de manera permanente a la seguridad de particulares. De acuerdo con vecinos, esta patrulla está casi todo el día a unos metros de la empresa que custodia.
La otra patrulla, una vagoneta, realiza rondines en otras áreas y, según estudiantes que proporcionaron esta información, es vista con demasiada frecuencia en las inemdiaciones de las calles 200, Kino y Edmundo Tablada. O alrededor de la zona residencial del norte de la ciudad.
Mientras las patrullas siguen en esas labores muy diferentes a las que propuso el ITSON al cederlas en comodato, los estudiantes, padres de familia y trabajadores de la Unidad Náinari viven con la preocupación de sufrir un día de éstos un ataque por parte de la delincuencia que merodea aquí como en muchos otros lugares de Cajeme.
No es éste el único caso, pues de acuerdo con la regidora Sandra Luz Montes de Oca cerca de 90 policías municipales son destinados a dar seguridad a particulares mientras en la mayor parte de la ciudad los vecinos se quejan por la inseguridad pública que viven a diario.
