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Como si se tratara de una película ya vista, ninguna sorpresa o algo fuera de los previsto esperan los analistas políticos del debate que sostendrán este domingo por la noche los cinco candidatos a la Presidencia de la República.
Desde hace varios días el pronóstico de lo que sucederá en este evento parece un guión firmado por todos los que se ocupan de estos sucesos.
Y en dicho guión está escrita una lucha de cuatro candidatos (Meade, Anaya, Zavala y Rodríguez) contra uno, el que los supera ampliamente en las encuestas y parece perfilarse como ganador de las elecciones, AMLO.
Se prevé una especie de "bullyng" donde los cuatro primero harán "bolita", como en la escuela, y se irán con todo para aplastar al tabasqueño.
Están tan vistos cada uno que también se prevén las actitudes que asumirán: Rodríguez altanero, mofándose de AMLO, tratando de ridiculizarlo, es el bufón provocador puesto allí por el régimen. Zavala hará valer su condición de género en espera de que todas las mujeres se identifiquen con ella, y se irá contra el puntero sin desaprovechar la ocasión para raspar a su odiado excompañero Ricardo Anaya; insinuará o dirá abiertamente que es un traidor.
Éste, el candidato del PAN-PRD-MC, intentará lucirse como el hábil expositor que es y persistirá en su tonta comparación del joven (él) innovador, vivillo y visionario, una especie de Steve Jobs a la mexicana, en contra de un político obsoleto que, dirá, representa al pasado.
A José Antonio Meade le será difícil ocultar su terror a verse mal y perder su última oportunidad para subir un poco en las encuestas. La sombra de la Espada de Damocles (ser sustituido como candidato) podrá percibirse detrás de él. Apostará a impresionar como alguien que sabe hacer bien las cosas frente a un candidato que da miedo (a él, Meade, más que a los electores).
Y entre los cuatro insistirán en temas como el aeropuerto de la Cd. de México para insistir en el presunto terror que AMLO ocasionaría a los inversionistas en caso de ganar la Presidencia. Tal vez Anaya o Meade, quizás los cuatro, se dirán defensores de los miles de empleos que generará el aeropuerto del escarnio.
Y alguno de los cuatro le restregará en la cara a AMLO el caso de Alfonso Durazo y la propiedad adquridia en Puerto Peñasco ("Ese que Andrés Manuel propone como secretario de Seguridad es socio de narcos, véanlo), otro se encargará de exibir alguna más de las denuncias mediáticas de los últimos días en contra del morenista.
Quizá lleven preparada "una sorpresa", algo que deje mudo a AMLO, sin capacidad de respuesta, y estremezca al público.
Y AMLO se regodeará en la importancia que le den sus contrincantes, hablará lento como es su costumbre, tratará de no caer en provocaciones, como le aconsejan sus asesores y le exige su salud cardiaca. Reiterará su decisión de ir en contra de la corrupción y a favor del pueblo mexicano, el discurso que lo ha subido a los cuernos de la luna.
La mala noticia para los 4 contendientes que actuarán como un bloque antiamlo es la escasa relevancia que los analistas le confieren al debate pues no esperan que suceda algo extraordinario una vez concluido. La mayoría de ellos coinciden al señalar que no se moverán muchos puntos a favor o en contra de los debatientes, cualquiera que sea el contenido de los discursos y ataques.
En síntesis: El debate no hará ganador o perdedor a ninguno de los contendientes. Pero es la última oportunidad del cuarteto antiamlo para bajarlo de las cima de las encuestas. Si no lo logran ahora, más difícil será hacerlo en los próximos debates.
Por eso, el postdebate, la discusión en los medios, tratará de ayudar al cuarteto, en especial a uno de ellos, declárandolo como el más sobresaliente y propositivo, el ganador del debate. Así será porque desde hace rato la mayoría de los medios también están empeñados en bajar la popularidad de AMLO sin lograrlo.
Y al final de la noche de est domingo, apenas concluido el debate, los seguidores de cada uno de los cinco candidatos saldrán a las calles a celebrar "el triunfo" de su representante. Y gritarán su nombre como el triunfador indiscutible de aquí al 1 de julio.
Así será.
