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Han iniciado las campañas para el cambio de Presidente de la República, 8 gobernadores, la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, 972 diputaciones locales, 1596 ayuntamientos, 184 juntas municipales y 16 alcaldías.
En 1994 el subcomandante Marcos vino a estremecer al sexenio de Carlos Salinas de Gortari, para decirle que sus reformas (Tratado de Libre Comercio, TLC ) no tendrían ningún beneficio para el país. Sólo abrían una brecha y las venas del país para las empresas nacionales y extranjeras. La promesa se concentraba en más inversión, más empresas y más trabajo. La pobreza desaparecería y nosotros seríamos un país del primer mundo.
Se realizaron reformas a la Constitución, energéticas, agrasopecuari y laborales. El capital podría comprar terrenos ejidales y se disminuyeron los beneficios a los obreros (derechos de huelga, salarios bajos, horarios laborales) con la intención de hacer atractivos a los inversionistas su presencia en el país.
Los mexicanos vimos como el neoliberalismo brutal entró al país pulverizando a las pequeñas y medianas empresas, a los trabajadores del campo así como a la energía eléctrica y la telefonía. Los salarios se contrajeron y los mexicanos compramos cada día menos. Lo niveles de pobreza en esta época rondaban por los 35%. En la actualidad los optimistas hablan de un 65%.
Llegaron Fox, Calderón y Peña Nieto con la misma propuesta económica. Las modificaciones a la Constitución se acentuaron más. Se privatizó un gran parte de la industria petrolera con las tan cacareadas reformas energéticas. La industria minera pasó a manos extranjeras que explotan el país dejando hambre, enfermedades y miseria por dondequiera que trabajan. La reforma laboral se transformó a favor de las empresas, los trabajadores antes trabajaban ocho horas diarias, ahora trabajan un promedio de 12 horas. México es ahora uno de los países del planeta donde los salarios son más bajos .
En educación se incrementó una reforma que disminuyó las conquistas de la planta docente. Se quitan los estímulos al trabajo, la posibilidad de incrementar los salarios y los beneficios de la jubilación.
Pero esto sólo sucede para las clases desposeídas y para la baja burocracia. En las escuelas se incrementan subdirecciones y jefaturas de departamento. La alta burocracia (secretarios de estado, magistrados, gobernadores, los presidentes municipales, por solo mencionar algunos) incrementan su ingresos en forma exponencial. Además los robos descarados al erario (las toallas de Vicente Fox, la casa Blanca de Peña Nieto, la casa de Videgaray). La corrupción se solapa a tal grado que nadie sabe dónde quedaron los cientos de millones de pesos donados para los damnificados del temblor del 19 de septiembre.
Han arrancado las campañas y las ofertas serán las mismas de hace treinta años. Ahora las empanizarán con expertos en propaganda y manejo de “masas”. Saldrán los candidatos sonrientes a ofrecernos honestidad, seguridad, empleo, mejoras educativas. Es decir, lo mismo que escuchamos con Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto.
