Alrededor de 200 socios de la Central de Abastos pagan cada mes un promedio de 500 pesos como cuota para el mantenimiento de la infraestructura de este mercado, pero no saben en qué se emplea su aportación.
Cada vez que llueve las calles de la Central de Abastos quedan casi intransitables, con amplios charcos y baches que dificultan el tráfico pesado desde las 4:00 de la madrugada, hora en la que empiezan a llegar los locatarios y enseguida con los cientos de proveedores y clientes que acuden a este lugar.
Algunos comerciantes se quejan por la falta de mantenimiento. "Ya son muchos años sin que les den una arreglada a las calles, por eso están como están", se queja uno de ellos que, como la mayoría, pide mantenerse anónimo.
"Los 500 pesos que pagamos cada uno deben sumarse al cobro que se le hace a todos los camiones de proveedores que llegan aquí a diario; los trailers pagan más y luego siguen los camiones de redilas y las camionetas", comenta.
A veces el Ayuntamiento "le ha echado una manita a la Central", dice otro locatario, pero es poco y no se arregla el mal estado de las calles.
Como mujeres y hombres prácticos, los comerciantes expresan su crítica a la falta de mantenimiento y deterioro de la infraestructura urbana pero no dejan de pesar, de sacar cuentas y revisar la mercancía que llega o sale.
"Sí, le falta arreglo a las calles pero para qué me quejo si no se compone nada", dice uno resignado.
