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Cuando despertó, el Prinosaurio todavía estaba allí.
No hago un derroche de originalidad al citar esta versión sobre el microrrelato de Tito Monterroso, versión que suele ser mencionada cada vez que el PRI resurge para ganar elecciones y extender su dominio en territorios donde algunos lo daban ya por muerto. El caso más notorio sin duda lo fueron las elecciones del 2012 cuado este partido regresó a la Presidencia de la República, es decir, al poder casi total.
La actualización más reciente de la fábula monterrosina ocurre en estos días.
Hace apenas tres meses las movilizaciones sociales generadas por el No al Gasolinazo parecían el detonante de una "Primavera Mexicana", similar a las surgidas en otros países donde la población salió a las calles para expresar su repudio a la clase gobernante, manifestaciones que doblaron y en algunos casos derrumbaron a gobiernos antidemocráticos, de la Primavera de Praga, en el ya lejano 1968, a la primavera de los países árabes en este siglo XXI.
De repente nos empezamos a mirar así en México, apenas hace tres meses. Parecía florecer una primavera generosa entre nosotros. Basta con recordar las movilizaciones realizadas en Sonora, donde la sociedad aparentemente se mantenía confinada en la pasividad política, indiferente ante la prepotencia y la corrupción que exhiben sus clases dirigentes, sean del partido que sean. De repente la indignación, el hartazgo y el encono social salieron a la calle y miles de sonorenses, aquí en Cd. Obregón, en Nogales y Hermosillo, levantaron la voz con un enérgico "¡Ya basta!" que puso en entredicho a los grupos de poder político, en particular a diputados y a funcionarios públicos. Demostraciones similares las hubo en todo el país, sí, hace apenas tres meses, y sobraron quienes daban por derrotado al PRI no sólo en las elecciones de aquí al 2018 sino también derrotado históricamente, como si una ola democratizadora estuviera a punto de arrasar al Prinosaurio.
De esta no se levanta el PRI, vaticinaron los sabios de café, pero en menos de cien días vemos de nuevo al partido tricolor haciendo de las suyas como si estuviera en su mejor época, comportándose con el cinismo y la marrullería de un partido de estado que puede hacer lo que le venga en gana sin que nadie le ponga freno. Bien por el PRI, mal para la sociedad mexicana.
Las encuestas (con todo y sus dudosas cifras) nos dicen que el PRI está en la pelea electoral muy bien posicionado. En la próxima elección de Coahuila lleva una enorme ventaja, dicen los encuestadores. Y en el Estado de México, donde por diversas razones debería estar en el séptimo lugar de los cuatro partidos que compiten por la gubernatura, su candidato Alfredo de Mazo, miembro de una dinastía poco honorable, es ubicado en primer lugar con empate técnico entre él y la candidata de Morena.
Esto es posible en buena parte por el enorme poder que tiene la Presidencia de la República para proteger a sus candidatos. En el Estado de México el Prinosaurio - Gobierno ha rebasado con mucho los límites del decoro, allí no existe la prudencia ni las normas de lo políticamente correcto. Los priistas, desde el presidente Peña Nieto hasta los más pequeños burócratas, han exhibido las peores prácticas de la estrategia electoral -uso de recursos público, abierto proseltismo gubernamental- y siguen caminando tan campantes, como Johnnie Walker, ante el asombro de quienes hace apenas cien días anticipaban la derrota electoral del PRI en todos los frentes.
Y hoy lo tenemos así, disputando el liderato de encuestas electorales pese a todos los casos de corrupción, explotación política de la pobreza, mal gobierno y autoritarismo que han exhibido sus gobernadores y sus funcionarios federales. Esto nos hace dudar, ¿es el PRI el que está mal o somos nosotros, los ciudadanos? No me atrevo a dar una respuesta contundente.
Hubo en la China antigua dinastías que sobrevivían durante siglos instaladas en el poder, ¿será ése el futuro de los mexicanos, vivir gobernados por la dinastía PRI a través de varios siglos?
¿Llegará el futuro y cuando despertemos los mexicanos, seguirá el Prinosaurio allí?
