"Tienen que reaccionar, no cometan el mismo error que cometimos nosotros en Cd. Juárez", dice Alfonso Murguía Chávez al Alcalde, a los funcionarios municipales y dirigentes empresariales de Cajeme.
Cuando aparecieron los primeros síntomas que habrían de convertir a Cd. Juárez en una de las ciudades más violentas del mundo, la indiferencia de la sociedad propició que dichos síntomas crecieran y una vez asentados fuera muy difícil enfrentarlos.
De allí vino una etapa de violencia que costó miles de vidas, y no sólo de personas que participaban en la delincuencia organizada sino también de muchas personas inocentes, añade.
"Ahora en Cd. Obregón se presentan síntomas similares, por lo que me han dicho, y es tiempo de que empiecen a enfrentar los factores que propician la violencia extrema, el crecimiento de grupos criminales", dice.
Y uno de estos factores, precisa, es la corrupción.
Cuando la corrupción está enraizada y extendida como lo está en la sociedad mexicana, sólo la reacción de toda la sociedad puede reducirla a su nivel más bajo para que no propicie violencia e inseguridad, explica.
Murguía Chávez menciona casos de funcionarios públicos que presumían de no ser corruptos y terminaban siéndolo, pero también menciona a la sociedad que participaba en esa corrupción con cohechos y complicidades.
La frase "el que no tranza no avanza" es la máxima que inspira a los corruptos, por eso la lucha contra la violencia en Cd. Juárez enarbola una máxima diferente: "Avanza sin tranza".
En sólo 18 meses se logró reducir la violencia e inseguridad en Cd. Juárez combatiendo la corrupción en todos los niveles de la vida social.
Es muy poco tiempo 18 meses, cuando en otras ciudades como Nueva York y Orlando, Sicilia, se ha logrado esto en diez años. Por eso se le llama "El milagro de Cd. Juárez" a lo que Murguía y muchos ciudadanos de esa frontera mexicana han hecho a base de orgenizarse, reflexionar juntos sobre el problema de su ciudad y enfrentar juntos las raíces del mal, como la corrupción.
Pero también es importante la humildad para saber trabajar todos juntos, sin importar las diferencias económicas, políticas, religiosas o de cualquier otro tipo, señala Murguía.
Porque además de humildad se requiere también de otro factor indispensable: Amar a la ciudad.
"El regreso de Cd. Juárez a una vida menos violenta se logró gracias al amor que todos los participantes en este movimiento siente por su ciudad".
Si no amas a tu ciudad, no puedes realizar el esfuerzo y los sacrificios que requiere una cruzada contra violencia e inseguridad en las dimensiones que se presentaron en esa frontera y que hoy tienden a reproducirse en Cd. Obregón.
Reitera su diagnóstico inicial sobre nuestra ciudad:
"Lo que percibo aquí es que empiezan ciertos síntomas y la sociedad tiende a hacerse indiferente, indiferencia que luego se convierte en desesperanza y eso cuesta miles de vida".
Asesinatos, uso de armas largas, corrupción que empieza a salir a flote y que incluye los negocios apuntalados con el dinero de la delincuencia organizada... Eso está presente aquí, dice Murguía.
Por eso insiste en su advetencia:
"Tienen que reaccionar, no cometan el mismo error que cometimos nosotros en Cd. Juárez"