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Poco a poco la ciudad se va transformandol, viejas casas y edificios que nos habíamos acostumbrado a ver casi toda la vida, desaparecen de repente ante los trascabos que como monstruos de acero derrumban todo lo que aparece a su alrededor.
Así van desapareciendo este día el edificio para oficinas y la residencia que durante muchos años, casi toda nuestra vida, vimos en la esquina sureste de las calles Miguel Alemán e Hidalgo.
Allí estuvieron las oficinas de una empresa fraccionadora; en otro tiempo ese espacio era el área de jardín para la residencia que se ve en la parte trasera y que a partir de esta semana desaparecerá.
Esta fue la casa de la familia Feuchter, la del viejo inmigrante alemán que se multiplicó a través de sus hijos y nietos.
La casa tenía alrededor de 70 años y a partir de ahora sólo será un recuerdo más de los niños que alguna vez llegaron hasta allí con su bullicio para visitar a los abuelos. Aquellos niños ahora ellos son los abuelos, pero todo en su tiempo y la primera casa familiar ya no es de este tiempo.
En ese lugar se construirá dentro de poco una agencia de automóviles.
