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Árboles gigantescos que tardaron muchos años en crecer para adornar con su belleza natural el paisaje urbano, fueron talados de un día para otro para dar paso a una construcción.
En el cruce de las calles Norman Borlaug y 400 se encontraban estos árboles que fueron arrancados de raíz por órdenes de la empresa que se instalará en ese lugar.
La instalación de una empresa y los beneficios que pueda arrojar no justifican el impacto ambiental que puedan tener en el área donde se ubica.
Con un poco de responsabilidad se puede proteger a la naturaleza sin dañar los intereses privados del inversionista.
Aquí por lo visto no hubo ninguna consideración de este tipo. Simplemente se ordenó talar los árboles.
¿Y las autoridades de Ecología dónde están?
