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El pago a las autoridades yaquis por la introducción del gasoducto que deberá pasar por sus comunidades ocasionó ayer domingo enfrentamientos entre miembros de la tribu que cuestionan la obra y la indemnización que se les pretende otorgar.
En el pueblo tradicional de Vícam hubo el día de ayer enfrentamientos entre ambas partes, los que apoyan y los opositores, cuando empezó a distribuirse una cantidad promedio de 1 mil pesos entre miembros de la tribu para que acepten el gasoducto.
El dinero habría sido aportado por la empresa constructora, la española IEnova, y complementa las aportaciones que prometiera la gobernadora Claudia Pavlovich a los yaquis durante la visita que éstos hicieron a Palacio de Gobierno en Hermosillo la semana pasada.
Aunque la difusión oficial de este evento ha sido de total aceptación por parte de los yaquis así como la supuesta aceptación del gasoducto, poco a poco han dio apareciendo las grietas de una división que empieza a tomar fuerza dentro de la etnia propiciada por la desconfianza o total oposición que genera dicha obra.
Y este domingo, cuando se empezó a distribuir los 1 mil pesos por familia, dicha división llegó al encono y según algunos pobladores de Vícam hubo momentos de abierta violencia entre los grupos adversarios.
Se dijo que la aceptación de los mil pesos no implicaba el consentimiento para que el gasoducto pasara por los pueblos indígenas, pues aún persiste la oposición de las autoridades tradicionales de la Bácum y como es sabido, mientras uno de los ocho pueblos no dé su consentimientos, los otros siete tendrán que respaldar esta decisión.
Así, el ambiente social que predomina en estos momentos al interior de la etnia es de cuestionamientos sobre aceptar o no el paso del gasoducto, obra que se considera indispensable para mantener el ritmo económico del sur de Sonora, y particularmente el del Municipio de Cajeme.
