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El accidente carretero donde murieron 15 personas que viajaban a bordo de un camión de pasajeros, puso en evidencia el peligro permanente que enfrenta la gente humilde que viaja en líneas de autobuses de bajo presupuesto y en camiones chatarra usados para trasladar jornaleros agrícolas.
Los desperfectos mecánicos, el excesivo desgaste físico de los conductores y la ausencia de una inspección exhaustiva por parte de las autoridades del transporte, hacen de ésta una actividad de alto riesgo para los miles de trabajadores y sus familias que son los usuarios regulares de este servicio.
Seguridad mínima
Un día a la semana, los autobuses de pasajeros paran con el fin de un chequeo general que incluye probar que las salidas de emergencia en techos y ventanas abran sin problema y que el extintor esté en condiciones óptimas.
Uno de los sobrevivientes del accidente ocurrido la madrugada del jueves, donde murieron calcinadas 15 personas, narró lo difícil que fue abrir la salida de emergencia del techo del autobús, por donde salieron más de diez mpersonas .
A pesar de que los camiones cuentan con equipos y medidas de seguridad para situaciones de emergencia, no se informa a los pasajeros cómo utilizarlas.
Extintores, martillos para quebrar cristales, así como salidas de emergencia en ventanas y techo, están disponibles en las unidades y a diferencia de los aviones, donde una azafata da instrucciones para situaciones de riesgo, en los autobuses no ocurre lo mismo.
Daniel Gutiérrez Ríos, gerente de una línea en la Central de Autobuses, expuso que aunque no hay personal que informe a los pasajeros sobre el equipo y disposiciones para casos de emergencia, éstas son visibles y fáciles de utilizar.
“Todos los autobuses traen sus martillos especiales para los vidrios, los vidrios son fácil de quitarse, igual las puertas de seguridad de arriba, las compuertas para emergencia se activan con una palanca, no hay manera de que se quede encerrada la gente”, expresó.
Hay cristales que, por un costado, tienen las instrucciones de cómo poder abrirlo o quebrarlo en casos de emergencia.
Además un médico revisa a los choferes, que no conduzca cansado o con los niveles de presión y azúcar fuera del rango normal, añade Gutiérrez.
“De hecho los operadores no pueden manejar más de cierto tiempo, deben tener su descanso cada ciertos días, descanso fijo en casa, pero también tenemos dormitorios en varias oficinas para que puedan descansar, que no trabajen con sueño”, declaró.
Chatarras-buses para jornaleros
La falta de operativos de inspectores de la Delegación del Trasporte en los caminos de los valles del Yaqui y Mayo, ha contribuido a que aún se empleen unidades no aptas para el traslado de los jornaleros a los campos agrícolas.
Jaime Zamorano Báez, líder regional del Sindicato de Jornaleros Agrícolas Salvador Alvarado, expuso que se trata de camionetas de redilas donde se pone el riesgo la vida de los trabajadores del campo que suelen viajar amontonados y sin seguro de viajero.
“Sigue presentándose el problema del transporte que van en camionetas de redilas, llevan jornaleros pero parece como si llevaran becerros o vacas, ahí es el problema”, comentó.
Zamorano Báez dijo que es necesario que la Delegación del Transporte inspeccione las unidades que circulan en ambos valles con jornaleros agrícolas para que lo hagan con el permiso de la dependencia y cada pasajero cuente con seguro de viajero.
“Queremos que el Director Estatal del Transporte dé una orden al delegado de acá para que envíe inspectores al Valle del Yaqui y revise los transportes, porque no queremos otro problema”, declaró.
El último accidente ocurrió en junio del 2013, cuando se volcó un camión a bordo del cual viajaban 60 jornaleros agrícolas en el Valle del Yaqui, dos de los cuales murieron.
Ese camión que además de presentar avanzado deterioro, llevaba 20 pasajeros más de su capacidad y no contaba con permiso de la Delegación del Transporte.
Circunstancias que no cambian con el paso del tiempo y nuevos accidentes. Sobre las carreteras y caminos vecinales los camiones chatarras siguen circulando repletos de pasajeros con el alma en vilo.
