En una de sus rutinarias conferencias de prensa, el dirigente local del PRI, Gabriel Baldenebro Patrón, hizo alusión a la importancia de contar con el apoyo de la policía durante una jornada electoral como la que se avecina para el próximo 7 de junio.
Baldenebro destacó el triunfo electural de su partido en Cajeme en el 2012, "cuando no teníamos a ninguna de las policías, pues la estatal y la municipal estaban controladas por el PAN".
Y adelantó que en el 2015 el control de la jornada electoral sería más propicio con una policía, la municipal, al mando de autoridades priistas.
Baldenebro dijo así lo que todos ya sabemos: la coordinación de operativos policiacos durante una jornada electoral no solo para salvaguardar el orden sino también para apoyar la estrategia de movilización de grupos que participan en las elecciones de diversas maneras, incluyendo el acarreo de votantes, el "ratón loco", o si es necesario la intimidación de votantes y la detención de activistas opositores.
La muestra más reciente de esa utilización de la policía la tuvimos en la elección extraordinaria del Distrito XVII donde Rosaba Coboj ganó la diputación local. Ese día, 7 de julio de 2013, las policías estatal y municipal jugaron un papel evidente en la movilización e intimidación de los activistas del PAN, en el caso de la estatal, y del PRI, en lo municipal.
Esta semana, al celebrarse el Día del Policía, las autoridades estatales y municipales han hecho énfasis en la importancia de estos empleados públicos, los halagan no sólo porque se lo merezcan sino por la necesidad de asegurar su colaboración durante la jornada electoral del próximo 7 de junio.
Pero tanto en la corporación estatal como en la municipal, las condiciones laborales no so n del todo satisfactorias y en privado se expresan inconformidades por largas jornadas de trabajo sin la remuneración debida además de la presión de mandos medios para "colaborar" con prácticas indebidas.
Y como en todos los sectores sociales, también en las corporaciones policiacas hay grupos adheridos a uno u otro partido, y si se incrementa la presión para que colaboren políticamente con las autoridades, esto podría propiciar conflictos internos que no beneficiarían a nadie, ni a los policías ni a las autoridades.
Y mucho menos a una sociedad afectada por el uso de las corporaciones con fines diferentes a su naturaleza institucional.
