Un pueblo fantasma empieza a gestarse en el centro de Ciudad Obregón: Más de cien edificios comerciales y de terrenos urbanos se están quedando vacíos sin que nadie al parecer se interese en darles vida útil de nuevo.
Primero fueron los locales construidos para actividades comerciales y de servicios. El estancamiento económico obligó a cerrar uno tras otro y hoy locales donde hasta ayer había un negocio, de la noche a la mañana aparecen cerrados para siempre.
Al principio eran los locales más alejados del "corazón" del centro, el Mercajeme, pero hoy las cuadras alrededor este inmueble también empiezan a vaciarse eincluso dentro del mismo Mercajeme crece el número de espacios vacíos debido a la crisis económica y en parte al acaparamiento de puestos.
Recorrer las calles del centro ya no es para ver las ofertas y mercancías en un escaparate tras otro, sino para darnos cuenta del abandono creciente de edificios que un día fueron construidos con el optimismo de verlos convertidos en empresas rentables, que aseguraran un ingreso fijo para sus propietarios. Eso ahora es solo un sueño.
El "pueblo fantasma" se configura también con la creciente extensión de espacios vacíos. Terrenos donde antes hubo inmuebles, hoy sólo son baldíos que en el mejor de los casos son ocupados como estacionamientos de automóviles.
Uno de los primeros nombres que se dio a la congregación que después sería Cd. Obregón fue "Los llanos de San Juanico". El nombre parece cobrar vigencia en las grandes áreas urbanas que en pleno centro se ven como llanos:
En la esquina noreste de 5 de Febrero y Zaragoza (donde estuvo la Prepa Juárez), en la cuadra de la Miguel Alemán entre Nicolás Bravo y 6 de Abril (la fábrica de embutidos Burr), en Sonora y N. Bravo, Sinaloa y Zaragoza, Alemán y Yaqui, Hidalgo y Sinaloa, Guerrero y Puebla, Zaragoza y Callejón Cuba... La lista sigue creciendo.
Evoluciona el plano urbano
La primera causa real de esta transformación (o retroceso) es el estancamiento económico. El crecimiento de la población en los últimos veinte años ha ido parejo con el descenso del poder adquisitivo de la mayoría.
Otro factor importante es la evolución de la realidad económica donde las grandes firmas de tiendas de autoservicio, empresas nacionales y trasnacionales, van desplazando a los pequeños y medianos negocios de comerciantes locales que no pueden compertir con los "monstruos" del sector terciario.
Agrega un comerciante: No es solo la competencia de los grandes, también influye de manera importante la escalada de impuestos y pagos al Gobierno federal y estatal. Entre Infonavit, Imss, impuestos prediales, servicios cada vez más caros, como el teléfono y la energía eléctrica, se hace una larga cadena de pagos pendientes que acumulan deudas y la visita cotidiana de requeridores que pasan por su "mochada" para contener el cobro legal de la deuda.
Otro agravante es la lógica de las grandes empresas comerciales que instalan sucursales en los suburbios o colonias de la periferia. Los consumidores ya no necesitan desplazarse al centro para adquirir víveres, artículos de vestir y otros productos que vende el supermercado más cercano a su casa, y en muchos casos con mejores precios.
También influye la especulación de propietarios de terrenos céntricos que esperan vender algún día, cuando alguien le llegue al precio, cosa que parece cada vez más difícil.
Igual sucede a los propietarios de locales vacíos. Muchos no los rentan si no es a un precio alto que no corresponde a la situación real de la economía local. Quieren vivir de sus rentas, cuando son escasos quienes están dispuestos a rentar.
Así, pese al esfuerzo de algunos empresarios locales por recuperar la dinámica comercial, el "pueblo fantasma" sigue creciendo en el centro de la ciudad,
No sería raro que una noche apareciera en estas calles solitarias y abandonadas el espectro de "La Penitente".
