Dos de las obras más costosas en la presente administración municipal fueron la rehabilitación de las calles Miguel Alemán y Quintana Roo. En estas dos se fue gran parte de los recursos previstos para infraestructura urbana.
En ambas se invirtieron más de 200 millones de pesos y fueron promovidas en forma exagerada, al grado de decir que con la "nueva imagen" de estas vías se iba a elevar el atractivo económico de Cajeme.
Pero en menos tiempo de lo previsto el gozo se fue al pozo. Tanto la Miguel Alemán como la Quintana Roo apenas estaban recién "rehabilitadas" y estrenando pavimentos, cuando empezó a aparecer la deficiente calidad de ambas obras multimillonarias.
A unos días de su "reinauguración", la calle Miguel Alemán empezaó a hundirse en diferentes sectores que no soportaron el peso del tráfico pesado en esa avenida.
Hasta la semana pasada, seguía el bacheo de áreas como la ubicada en Alemán y Nicolás Bravo, donde fue necesario recarpetear una superficie considerable que se había deteriorado.
Lo mismo ha sucedido en la calle Quintana Roo. Aún no termina la promoción de las bondades de esta obra, y las fallas técnicas han aflorado estrepitosamente en forma de agua, es decir, con charcos que se forman por el rompimiento de tuberías subterráneas.
Apenass se reparó el sector al norte de la calle Guerrero, junto al estacionamiento de Plaza Tutuli, y este fin de semana ya estaba un charco similar, ahora en la parte norte del mismo crucero.
La respuesta de las autoridades ha sido para avalar a las empresas constructoras afirmando que ellas cumplirán con el compromiso adquirido por la garantía de la obra.
Sin embargo en este como en otros casos lo evidente es la deficiencia de la supervisión técnica a cargo del Ayuntamiento, que debió prevenir esta pésima calidad de las costosas obras.
La pregunta inevitable es: ¿Por qué el Ayuntamiento avaló la construcción deficiente de estas obras carísimas?
