El Campo Experimental Norman E. Borlaug (CENEB) del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), realiza estudios para determinar la factibilidad de producir sorgo de verano bajo condiciones de temporal.
Juan Manuel Cortés Jiménez, investigador en manejo sostenible de suelos, expuso que de momento existen tres escenarios planteados: el primero consiste en producir sorgo con punta de riego, lo que significa darle al sorgo solamente el riego de germinación y dejarlo de temporal el resto del ciclo, en el segundo el sorgo se siembra sobre humedad después de las primeras lluvias y se le aplica un riego de auxilio en el momento en que sea necesario, mientras que en el tercero el sorgo se produce completamente de temporal.
El especialista mencionó que aunque se considera una especie tolerante a sequia, es indispensable establecer el sorgo sobre una cobertura de paja del 100 por ciento con el fin de reducir significativamente las pérdidas de agua por evaporación e incrementar su disponibilidad para el cultivo.
“El comportamiento mensual de la relación entre la evapotranspiración y la precipitación, clasifican a junio como un mes hiperárido, situación que cambia notoriamente en julio y se mejora aún más en los dos meses siguientes. En el período julio-septiembre se registra hasta 80% de la precipitación anual de nuestra región, lo cual es propicio para la obtención de un cultivo que tenga un período de crecimiento de 90 a 100 días”, explicó Cortés Jiménez.
Refirió que estudios realizados por la Maestra en Ciencias Alma Angélica Ortiz, permitieron precisar el inicio y final del período de lluvias en la región, con lo cual se pudo dar mayor certidumbre a esta propuesta.
“Definitivamente hay que seleccionar las variedades que mejor se adapten a este sistema, aspecto que estudia el Maestro en Ciencias Arturo Morales Cuen; el tema de control de maleza está a cargo del Maestro en Ciencias Manuel Madrid Cruz y el Ingeniero Néstor Aguilera Molina”, agregó.
El experto mencionó que es muy importante reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sin embargo, la mitigación por sí sola no es suficiente y sus efectos no se percibirán antes de la segunda mitad del siglo, por lo que es urgente contar con estrategias de adaptación, especialmente para las zonas más vulnerables que ya están resintiendo los efectos de la sequía.
Finalmente invitó a técnicos y productores a visitar los módulos demostrativos que el INIFAP tiene en las instalaciones del Campo Experimental Norman E. Borlaug (CENEB).
