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La Diócesis de Ciudad Obregón mantiene en preparación a un grupo de sacerdotes en exorcismos.
Actualmente solo el padre Ramón Esparza, párroco en una comunidad rural de Huatabampo, realiza este tipo de actividades cuando se identifican en alguna persona señales o comportamientos que indiquen que pudiera estar poseída.
El obispo Felipe Padilla Cardona explicó que a todo exorcismo se le debe dar un valor justo, porque a veces se tiene la creencia que dicho ritual es algo extraordinario y que se puede aplicar a cualquier persona que presente conductas anormales.
Señaló que en la Diócesis se han presentado casos aislados y esporádicos los cuales no se pueden catalogar como una posesión diabólica, sino que solo pueden ser inicios.
“El diablo empieza por una sugestión y después por una obsesión y finalmente una vejación que es un daño concreto a la persona y después se da la señal de que si el diablo está en posesión de esa persona necesitamos ver en qué manera está presente para actuar de forma adecuada”, mencionó.
La iglesia, dijo, tiene los medios para afrontar estas realidades y para identificar a alguien que tenga tendencias a ser poseído se debe prestar especial atención su forma de vida.
“Si vive diferente a lo que cree, está abriendo las posibilidades de una influencia maligna, hay personas que tienen vicios muy arraigados y eso da posibilidad para que el maligno intervenga”, recalcó.
