• Banner
  • Banner
Sábado 27 de Abr de 2024
El tiempo - Tutiempo.net

Sobrevive al bullying

Sergio Anaya
Martes 02 de Abril de 2013
 

Protegido por los brazos de su madre, Daniel camina con dificultad, paso a paso hasta alcanzar la silla mecedora y sentarse. Me mira con curiosidad y enseña una sonrisa leve a manera de saludo. Quiere hablar pero no puede; yo respondo a su sonrisa y lo felicito porque está en proceso de recuperación.

Hace apenas cinco meses, este muchachito de 14 años de edad estuvo al borde de la muerte debido a los golpes que recibió de un compañero de escuela. No era la primera vez que lo agredían verbal o físicamente en su grupo, pero en esta ocasión los golpes fueron casi mortales.

Fue el pasado 11 de octubre. Estaba parado en la orilla de la cancha de basketbol de su escuela, la Secundaria Federal 5, cuando un compañero de clases llegó y le asestó un duro codazo en el estómago. El golpe dobló a Daniel y el agresor aprovechó para darle otro, ahora en la cabeza.

Daniel sucumbió por el dolor. Como pudo y con la compañía de sus amigas llegó hasta el salón de clases donde empezó a convulsionarse mientras las muchachitas, asustadas, pedían ayuda. Poco después fue trasladado a un hospital.

Daños irreversibles

Desde niño Daniel padece epilepsia y toma medicamentos para suprimir las convulsiones que provoca la enfermedad. Y entre los cuidados que su condición exige tal vez el más importante es evitar golpes en la cabeza, aún los más leves.

Quizás por su debilidad orgánica, Daniel creció como un muchachito tímido evitando los juegos bruscos y protegiéndose en ambientes seguros, amables. Eso lo llevó a relacionarse más con las mujercitas de su escuela que con los varones, condición que provocó las burlas y bromas pesadas de otros compañeros.

Su vida estuvo marcada por el bullying, ese fenómeno social que tal vez no es nuevo, pero que se ha recrudecido en la sociedad actual marcada por la violencia.

Refugiado en la amabilidad de sus amigas, Daniel eludía "la carrilla", pero no siempre; de vez en cuando alguien lo agredía verbalmente o lo empujaban, bromas pesadas con las que los agresores suelen sentirse "más machos". En una ocasión incluso le arrojaron excremento de perro para reírse de él.

Pero la agresión del 11 de octubre rebasó el límite de lo que el organismo de Daniel podía soportar y la consecuencia fue una estancia de más de un mes en el hospital del IMSS en esta ciudad.

Al principio, cuenta se padre, Enrique Tineo Martínez, los médicos le daban pocas probabilidades de sobrevivencia. Su estado era muy grave.

"El médico que lo atendía nos dijo que durante doce minutos estuvo casi muerto, sin oxígeno en el cerebro, lo que ocasionó un infarto, la pérdida de un pulmón y fuertes daños a los riñones y el páncreas", dice el padre.

Fueron muchos días de permanecer entubado en el área de terapia intensiva, y lentamente fue saliendo del estado de gravedad gracias a los cuidados del personal del IMSS y de sus padres.

A fines de noviembre ya estaba de nuevo en su casa, aunque con las secuelas del problema. No podía coordinar sus movimientos ni fijar la vista, cualquier esfuerzo físico era casi imposible y tenía que recibir el alimento en la boca.

"Todavía tiene el cerebro inflamado, pero conforme se vaya desinflamando podrá realizar actividades normales", dice la madre.

Aun con su andar errático y las dificultades para centrar la mirada y sostener la cabeza en una posición, lo más difícil para Daniel parece haber quedado atrás.

No así para los padres, que a la angustia de ver al hijo al borde de la muerte, han debido enfrentar la pérdida de trabajo del papá, quien descuidó su pequeña tortillería para poder dedicarse a la atención de Daniel. Ahora don Enrique busca trabajo y doña Consuelo hace lo imposible para asegurar la alimentación de la familia.

 

Un caso más

El de Daniel es el caso típico de una víctima de bullying, no sólo por los daños ocasionados sino también por la poca atención que los maestros y autoridades del plantel pusieron a este problema, aseguran los padres.

No se castigó al culpable ni se han hecho esfuerzos serios por modificar las condiciones para evitar que se repitan más casos extremos como éste.

Y don Enrique, el padre, expresa su malestar no contra el agresor o los maestros que pudieron prevenir esto, sino contra la sociedad en general y las autoridades:

"Vivimos en una época muy violenta. Los chamacos crecen escuchando música que hace héroes a los matones. El niño va forjando así una personalidad agresiva en medio de una sociedad agresiva; la violencia está en todas partes, en la escuela lo mismo que en la casa".

"Y el gobierno lo permite, no hace nada para evitar esa cultura", acusa.

 

 

 

Política de Privacidad    Copyright © 2006-2024 InfoCajeme.com. Todos los Derechos Reservados.