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Valle del Yaqui: Zona de desastre agroquímico

Alejandro de la Torre
Martes 12 de Febrero de 2013
 

Con menos de 70 años de existencia, la agricultura extensiva de riego en el sur de Sonora atraviesa sus peores años.
 
Adicionalmente a la caída de precios de los productos agrícolas y el derroche de recursos agua y tierra, no solo la pugna por la cuenca del Río Yaqui tiene en un predicamento al centro y sur del estado –por el Novillo–, sino también los graves daños que sufren la tierra, las especies vegetales y las personas.
 
La multiplicación inocultable del cáncer, el empobrecimiento del suelo arable, y el círculo vicioso del uso indiscriminado de fertilizantes sintéticos, que genera mayor población de plagas y por lo tanto mayor comercialización de plaguicidas prohibidos internacionalmente, tienen a los valles Yaqui y Mayo en una etapa actual de destrucción de la naturaleza y de la salud humana, incomparable en todo el país y en la historia agrícola de la región.

El uso indiscriminado de nitrógeno y fósforo desarrolla sembradíos “diabéticos” que liberan aminoácidos y azúcares, alimento disponible para insectos, bacterias y hongos, que en vez de combatirse se reproducen poblacionalmente al proporcionarles las condiciones propicias.

Además genera que se apliquen cantidades cada vez mayores de pesticidas entre ellos los órgano fosforados prohibidos por las normas internacionales como el paratión metílico, el malatión, el metamidofos, los dimeotatos, el endusolfán, o el clorpirifos, comercializados por empresas privadas como Fertilizantes Tepeyac, Agros de Cajeme, Tres Valles o las uniones de crédito, entre otros.
 
Ese exceso de agroquímicos proporciona demasiada energía para la planta, que crece frondosa pero con baja calidad de granos y frutos, y es absorbido además por la piel humana, las vías respiratorias y la vía oral ocasionando incrementos de enfermedades cancerosas.
 
Ramón Morales, especialista en agricultura orgánica, afirma que esta alta densidad de población de insectos, gusanos, picudos, chinches, microorganismos, es justificada por los técnicos que trabajan para las dependencias de gobierno o para las comercializadoras de agroquímicos, alegando que se vuelven resistentes a los fumigantes aconsejando redoblar sus aplicaciones y por lo tanto las ganancias de los empresarios.
 
Morales aduce un negocio redondo: “Las empresas distribuidoras venden el fertilizante en exceso, luego al alimentar a la plaga recomiendan que les compren los plaguicidas y ahí mismo ofrecen la maquinaria, el seguro agrícola y hasta el crédito”.
 
Las sobrecargas de fertilizantes sintéticos –N-P-K- no las necesitan los cultivos en la cantidad que se les está dando, con una tendencia a favorecer a los fabricantes y distribuidores de agroquímicos, que son trasnacionales.
 
El INIFAP recomienda aplicar 300 kg de Urea (NH3) y de 100 kg de Fosforo (P) por hectárea desde hace 50 años. Todavía le echan gas de Nitrogeno hasta 120 unidades kg/Ha, “dejando de lado los análisis de suelo pero que incluso son análisis amañados”, comenta el especialista, explicando que existe una eficiencia de la planta de tan solo el 35 por ciento, quedando el resto en el suelo, los mantos freáticos y la evaporación. 

Para Morales la planta tiene una dieta desbalanceada: "Basado en el principio de que eres lo que comes, creas, y cultivas plantas totalmente desbalanceadas nutricionalmente y susceptibles al ataque de insectos, microbios, nematodos, hongos, dejando de lado los micro elementos que no solo proporcionan entre ellos el magnesio, zinc, soro, selenio, cromo, aluminio, produciendo un fruto que no tiene calidad por que no contiene minerales”.
 
Esta ausencia nutricional en las plantas causa que sean como las personas obesas con mucha grasa pero sin resistencia a las enfermedades.
 
Estos minerales trazos no los proporcionan los fertilizantes sintéticos si no las harinas de roca molida.
 

Datos en el Valle del Yaqui y la Trofobiosis
 
Los agroquímicos utilizados de mayor aplicación en el valle del yaqui, han sido los herbicidas (34%), carbamatos (27.53%), organofosforados (27.53%), fungicidas, organoclorados y piretroides. El total de ingrediente activo fue de 3 millones 146 mil 616 kg. En 1988 fue el año que más se utilizó i.a. con un total de 806 mil 123 kg. Se detectaron en las personas revisadas aplasia medular, leucemia aguda, y linfoma no Hodkin.
 
Los valores obtenidos para fierro y manganeso en las muestras de agua procedentes de las comunidades de Bacúm y Quetchehueca rebasaron lo establecido en las NOM.

Los plaguicidas organoclorados detectados fueron el lindano, que estuvo presente en las 3 comunidades agrícolas, el pp-DDD que se encontró en Quetchehueca y el pp-DDT y dieldrin detectados en Pueblo Yaqui. Los POC detectados en el agua del drende Quetchehueca y Pueblo Yaqui fueron malatión y paratión metílico, según estudios realizador por investigadores del ITSON.
 
La existencia de infestación y reproducción de insectos está basado en la teoría de la Trofobiosis del francés Francis Chaboussou, que dice que una planta vigorosa bien alimentada no solo con N-P-K si no con minerales, es difícilmente atacada por insectos o parásitos.

En otras palabras, la planta o una parte de la planta cultivada sólo serán atacadas por un insecto, ácaro, nematodo o microorganismos (hongos o bacterias), cuando tiene en su savia exactamente el alimento que ellos requieren. Este alimento está constituido principalmente por aminoácidos y azúcares que son sustancias simples y solubles.

Para que la planta tenga una cantidad mayor de aminoácidos, basta tratarla de manera equivocada. Por lo tanto, un vegetal saludable, bien alimentado, difícilmente será atacado por "plagas" y "enfermedades". Dichas "plagas" y "enfermedades", mueren en una planta sana.

En materia comercial significa la aplicación en el valle del yaqui: 169 mil 580 litros de Paratión, 105 litros de Dimetoato,  47 mil 260 litros de amina 6 millones 350 mil 404 de Metamidofos, 59 mil 368 litros de Metsulfurón,  17 mil 580 litros de Endosulfán con un total de 43 mil 192 litros. Aquí hay  que sumar los cientos de miles de litros de glifosato (FAENA), que se utilizan para el control de malezas.
 
(Fuente: M.C. Ernesto Uriel Cantú Soto. ITSON. Dpto. de Biotecnología y Ciencias Ambientales. Adaptado por el  Ing. R. Morales.)
 

Alternativas de Solución
 
El Ingeniero Ramón Morales expone alternativas de solución ante la destrucción bioquímica del valle del yaqui: –Cambio General de la política agropecuaria del país,  –Investigación y educación universitaria con cambio de enfoque hacia el humanismo y a favor de la agricultura sustentable.

–La tierra necesita regenerarse por completo transformada por la microbiología, con materia orgánica, minerales, rotación de cultivos.

 

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