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Los vendedores de comida que estaban instalados en la calle Antonio Caso, junto a la Unidad Náinari del Itson, no volverán a instalarse en esa zona porque su desalojo es definitivo, advirtió Sergio Pablos Gutiérrez.
"La calle es demasiado angosta y muy transitada, es peligroso obstruir el tránsito como lo hacen los puestos; además los vecinos se quejaban por la basura que dejaban los puestos", expresó.
El director de Inspección y Vigilancia municipal reiteró que dicha medida fue realizada a petición de los vecinos del sector y de las cámaras de Comercio y Canirac por considerar una competencia desleal la que realizan los vendedores.
Argumentó asimismo razones sanitarias porque "el polvo contamina los alimentos que se venden al aire libre y provoca enfermedades gastrointestinales".
"Desde el pasasdo mes de octubre les notificamos que su actividad era ilícita pero hicieron caso omiso y continuaron realizándola, por lo que se decidió reitrarlos el último día de clases en diciembre".
Además, dijo, se les dio la opción de rentar un lugar en algunos de los lotes baldíos que estan cerca de allí o rentar locales comerciales de la calle Antonio Caso, pero tampoco lo hicieron y ante su reiterada negativa, fueron desalojados.
Mencionó que de los doce puestos que estaban instalados, cuatro han regresado a la actividad pero ahora en espacios proporcionados o rentados por los vecinos.
Y si alegan que tenían mucho tiempo realizando esta actividad, hasta doce o quince años, fue un tiempo muy largo para una actividad que realizaban de manera ilegal, comentó Pablos Gutiérrez.
Protestarán frente a Palacio
El grupo de vendedores desalojados de la calle Antonio Caso anunciaron que este martes realizarán un plantón de protesta en Palacio Municipal y pedirán al alcalde Rogelio Díaz Brown su comprensión ante este problema y anuencia para volver a instalarse en dicha avenida.
Consideraron injusto que se les prohiba vender donde lo han hecho durante varios años sin molestar a nadie.
Comentaron que su actividad es en beneficio de los estudiantes porque les venden comida limpia y nutritiva a bajo precio, "mientras que los puestos dentro de la Unidad Náinari se las venden más cara".
"Durante años hemos trabajado en forma legal, incluso yo tenía un permiso que ahora en diciembre no me quisieron revalidar, sin ninguna explicación me lo negaron", comentó José Carballo, propietario de un puesto de hot dogs.
