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Miércoles 1 de May de 2024
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Los Adultescentes

Jaime Mondragón
Sábado 05 de Mayo de 2012
 

Arcelia Ayup (comunicóloga) inicia su trato de los ADULTESCENTES  estableciendo algunas de sus características más relevantes: “treintones, solteros, profesionistas (muchos de ellos con Grado de Maestría o Doctorado),  algunos relativamente exitosos en el campo profesional, y una gran proporción de ellos desempleados o subempleados en la actualidad;  procuran hacer su vida con independencia pero bajo el cobijo económico y emocional de su casa paterna”.
 
La Adultescencia es un fenómeno que se expande principalmente en países cuya tasa de nacimiento es muy baja y con problemas económicos agudos.  México está entre estos países y en consecuencia la Adultescencia es cada vez más notoria en nuestro medio. Debo apuntar lo que usted ya está imaginando:  Con la crisis económica global no resuelta el mundo ha visto un crecimiento acelerado de este fenómeno social.
 
Estos jóvenes se niegan a ser adultos de forma cabal,  sostiene la comunicóloga citada:   “son individualistas, rechazan casarse, gastan su dinero en superficialidades, tienen iPad, auto nuevo y zapatos de moda;  se saben los personajes de los dibujos animados del Cartoon Network, les encanta la comida de su mami y se resisten a asumir responsabilidades”
 
Continúo citando a Arcelia Ayup:  “Aunque en su mayoría son prósperos y exitosos laboralmente,  no todos reciben buenos ingresos. Muchos estudiaron en escuelas privadas y son pocos quienes logran percibir un sueldo similar al que sus padres pagaron de colegiatura. También son consumistas,  pendientes de la moda y de las marcas;  son narcisistas;  tienen independencia económica aunque no ayudan al sustento familiar,  viajan,  se divierten y buscan extender su aspecto juvenil”
 
Yo agrego  a lo asentado en el párrafo anterior, en aras de la precisión y de extender el análisis,  que son Metrosexuales y Tecnosexuales
 
Por su parte,  Javier Villarreal Lozano, un estudioso español de esta cuestión, argumenta que  “Eso de los jóvenes que se niegan al matrimonio ya se ha convertido en un problema.  La comodidad de ser atendidos por mamá,  sin mayores compromisos por parte de ellos, retrasa cada vez más las bodas.  A estos muchachos -algunos ya cuarentones o casi- se les llama “ADULTESCENTES”, es decir adultos que,  gracias a mamá y papá,  viven como adolescentes. Los Adultescentes son engendros de la globalización”
 
Estos especímenes cuasiparasitarios representan a un creciente grupo poblacional que en Estados Unidos se conoce como kidults y que en en Latinoamérica ya tienen el calificativo  adultescentes.  Se les llama kidults  en los EUA por la unión de las palabras en inglés de kid y adult.
 
Al respecto del comportamiento de los integrantes de esta subGeneración los sicólogos se refieren al “Síndrome de Peter Pan”, aludiendo a que son personas maduras que se niegan a abandonar la adolescencia.  También son conocidos como  “solteros parásitos”.
 
Evidentemente son varios los factores que generan este fenómeno y entre estos podemos mencionar la crisis económica, la falta de inserción laboral, un ambiente familiar sobreprotector, la extensión de la formación académica y otros aspectos más que propician una niñez  más corta y a una adolescencia más larga.
 
Si en mercadotecnia son adultescentes,  en sociología se les conoce como “fenómeno de la adultez”. Héctor Castillo Barthier, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM,  cita que “a pesar de que el Banco Mundial considera población joven hasta los 25 años,  en México el Instituto Nacional de la Juventud extiende el certificado de juventud hasta los 29 años, por lo que finalmente los rangos de edad joven se alargan junto con la expectativa de vida”
 
Arcelia Ayup escribe que  “Estos adolecentes tardíos con billetera tomaron fuerza en los últimos veinte años debido a la crisis económica prolongada (1990 – 2012)  que provocó que muchos jóvenes recién egresados de escuelas se quedaran en su casa paterna mientras conseguían trabajo.  En Europa y USA la independencia formal de los hijos empieza a los 20 años,  en Latinoamérica se alarga hasta los 28 a 35 años”
 
Por su parte,  el siquiatra Manuel Medina Elizondo señala que:  “En Europa los Padres demandan a sus hijos para que se vayan de la casa porque ya grandes constituyen una carga económica y emocional considerable y no adquieren responsabilidad ni ayudan con los gastos”.
 
A los mexicanos,  por nuestra cultura familiar tan tradicional y rígida, este fenómeno nos parece egoísta pero sus manifestaciones son cada vez más reales y notables en nuestro medio, especialmente en el urbano y todavía más,  en el metropolitano.
 
Los padres mexicanos,  regularmente consentidores y sobreprotectores,  son víctimas fáciles de los hijos adultescentes,  expertos en el chantaje emocional.
 
Los padres mexicanos que caen en este trance (¿trampa?) de tener en casa a algún hijo Adultescente,  tratan de  justificarse con el argumento de que  “el beneficio es mutuo, ya que los hijos encuentran amparo y nosotros,  como padres, seguimos siendo útiles al brindar  protección ampliada a los retoños”.
 
En la realidad,  los progenitores esconden muchos traumas y miedos que les son desconocidos e inmanejables y al extender sus beneficios a los hijos,  aplazan la inminencia de reencontrarse a solas con su pareja.
 
Los Adultescentes se esfuerzan en borrar las diferencias con los adolescentes genuinos.  Para estos efectos utilizan ropa deportiva como urbana de última moda juvenil,  cargan los mismos gadgets y en sus Ipods almacenan la misma música adolescente.
 
Tratan de favorecerse físicamente y consumen los productos que “les prolongan su adolescencia”.  Andan en busca de diversión con la tarjeta de crédito disponible y con permiso propio. Son el objetivo más codiciado de la publicidad y los comerciantes. Son consumidores ávidos, desenfrenados e irracionales.  Representan el resultado de la mezcla perfecta para el mercado:  alma de niño y cartera de adulto.
 
Los análisis de Marketing constatan que estos Adultescentes gastan aproximadamente 80% de lo que ganan en ellos mismos. Muchos son profesionistas,  tienen buenos trabajos,  buenos ingresos y, en muchísimos casos,  también pareja estable pero no esposa.
 
Según un estudio realizado por  la agencia de publicidad JWT,  en México los adultescentes marcan una nueva tendencia que tiene que ver con el individualismo,  postergar el matrimonio y gastarse el dinero en ellos mismos. “Están pendientes de la moda,  buscan experiencias extremas para extender su juventud.  Viajan y se divierten en grupo sin que necesariamente sean vagos y tienen independencia económica”
 
Para Castillo Barthier, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, estamos viendo un envejecimiento de la población y el concepto Joven representa toda una serie de cuestiones ligadas al consumo. “Se están llevando a cabo procesos de juvenilización a través del consumo que pueden constatarse en el boom de la liposucción, la venta de fajas que reducen las tallas,  los usos de gimnasios y de ropa y gadgets de alta tecnología”, explica.
 
Según el estudio “Cambios en el mercado mexicano” de Nielsen, empresa dedicada a estudios de mercado, hay más televidentes entre 18 y 39 años viendo Cartoon Network que los noticiarios; los clientes-objetivo de las consolas de videojuegos no son los menores, sino los adultos hasta de 37 años.
 
Resumo y concluyo:  los especialistas coinciden en que el periodo de juventud se ha extendido.  Para José Antonio Islas, investigador social de la UNAM, la juventud termina hasta los 35 años y es el periodo más largo en la vida de un ser humano porque comienza a los 11, así que dura 24 años. “Ahora es común un joven de 30 o 35 años que se comporta como adolescente tardío, que sigue en fiestas,  que no tiene hijos y no se ha casado y que además sigue viviendo con su familia”.
 
Islas asegura que las familias se han adaptado a vivir con treintones en casa. En México, la Encuesta Nacional del Instituto Mexicano de la Juventud revela que 50.7% de los jóvenes no han pensado en salir de la casa paterna y la razón fundamental es que se sienten a gusto con sus papás.  Pero 36.7 % de los que salen regresan al hogar paterno y dan como razones principales de su retorno la terminación del periodo de estudios o trabajo, el divorcio o la separación de pareja, la imposibilidad de mantenerse económicamente o simplemente,  por sentirse solos.
 
En el próximo ESCRITORIO ECONÓMICO concluiré el apasionante tema LA GENERACIÓN Y.
 
Ojalá que sus hijos le concedan tiempo y permiso para leerme.

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