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Justifica actuación policiaca

Sergio Anaya
Domingo 02 de Octubre de 2011
 

Con optimismo y convencido de que ha hecho bien las cosas, Manuel Barro Borgaro inicia el último tercio de su administración abocado a consolidar la obra material que destacó en su reciente informe de gobierno.

Entre la lista de obras, proyectos y acciones citadas en dicho informe, escogemos dos temas que configuran en buena medida lo que ha sido esta administración: El esfuerzo por dotar de viviendas dignas, de materiales duraderos, a todas las familias que hoy habitan casas de cartón y la inconformidad social ante las detenciones masivas que realiza la policía municipal los fines de semana.

Sobre ambos temas habla el alcalde Barro en entrevista para Infocajeme.com.

 

Desaparecerán las casas de cartón

El proyecto más ambicioso y quizá el más trascendente de su administración parece imposible de realizar.

"Es difícil para un presidente municipal acabar con este rasgo de la pobreza, las casas de cartón y lámina en colonias donde todo hace falta", le digo.

Pero Barro considera que sí es posible y explica cómo lograrlo:

"Aunque parezca difícil lo voy a lograr con los recursos que aportan la federación, el gobierno estatal y el municipios a través de programas destinados a lo mismo, al mejoramiento de la vivienda.

"Son recursos suficientes si se emplean de manera adecuada para construir las 1,500 casas de concreto y cemento que pretendemos alcanzar en esta administración", agrega.

Pero cada día surgen nuevas casuchas en los límites de la ciudad, le digo.

Y Barro explica los límites del programa:

"Sí, pero este programa no se aplica a las casas de cartón que se levantan en terrenos invadidos o irregulares. Por eso hemos rechazado solicitudes de gente que vive en un sector de Las Areneras y El Chorizo; a ellos les pedimos que primero se instalen en terrenos regulares"

Las casas de Vida Digna se contruyen en terrenos que son propiedad legal de las familias beneficiadas, familias que por su pobreza han vivido años en viviendas precarias sin poder construir algo más resistente".

Por esa razón, en Pueblo Yaqui se fraccionó una nueva colonia popular para dotar de terrenos legales a familias que vivían en viviendas precarias establecidas en predios irregulares o invadidos. Y una vez regularizada su situación, dichas familias son apoyadas por el Ayuntamiento para que tengan una casa de materiales duraderos.

Un dato importante en este programa, señala Barro, es la entrega directa del apoyo a la familia beneficiada, sin líderes ni intermediarios como se acostumbraba en otras administraciones.

"Esto ha permitido que Vida Digna no se engrille, que no se desvirtúen sus objetivos".

La recompensa de este esfuerzo, dice el alcalde con orgullo, "es el reconocimiento que nos hace la gente beneficiada. Por ejemplo, un día se me acercó una niña para darme la gracias porque su familia por fin pudo tener una casa digna después de haber pasado años en una de cartón y lámina".

"Esta es la mejor satisfacción".

 

Es problema ciudadano, no de la policía

En las recientes semanas ha crecido la inconformidad ciudadana por las detenciones masivas que hace la policía municipal durante los fines de semana, de manera especial en las horas que los jóvenes salen de antros y fiestas.

El malestar ciudadano es provocado por los pretextos insignificantes o inventados que alegan los agentes, los grados de ebriedad que dictaminan médicos de guardia sin realizar un examen serio y las multas onerosas que imponen los jueces calificadores.

La reacción general es de indignación acompañada de explicaciones como "están recabando dinero para las campañas", "tienen que cubrir una cuota que imponen los jefes", "es el año de Hidalgo"...

Nada de esto parece inquietar al Alcalde quien justifica el proceder de la policía como una medida necesaria para acabar con los peligros y accidentes que generan los automovilistas en estado de ebriedad.

"Pero no todos están ebrios, y nadie puede estar borracho por sólo tomarse una o dos cervezas, como es normal cuando se asiste a una fiesta o antro", le digo.

Barro responde con una pregunta:

"¿Harían lo mismo si estuvieran en Estados Unidos? Claro que no, porque saben que allá detienen a cualquiera que conduzca después de haberse ingerido bebidas alcohólicas sin importar cuánto y les aplican multas mucho más fuertes. Entonces ¿por qué lo hacen aquí?".

Y explica:

"Queremos acabar con los conductores punibles que tanto daño ocasionan y nadie les dice nada hasta que ocurren los accidentes y tragedias".

Con esa lógica, le digo, nadie debe asistir a fiestas familiares ni a clubes...

"Claro que pueden, pero de lo que se trata es que la gente adquiera responsabilidad y que no tomen cuando manejan... A los jóvenes hay que acostumbrarlos a tener un conductor designado, alguien del grupo que no beba y pueda conducir sin ningún problema".

"En realidad se trata de un problema de cultura, tenemos que desarrollar la cultura del conductor designado", reitera.

Yo insisto: "Pero eso no justifica los atropellos ni la corrupción policiaca..."

Y Barro aclara que la corrupción es un problema de los ciudadanos que por no pagar la multa prefieren sobornar.

"No dudo que haya algunos agentes que piensen en todo lo que les falta y caigan en la tentación, pero la mayoría no actúa así".

"Si hay jóvenes o adultos que tengan una queja contra el proceder de la policía, que interpongan una denuncia ante la comisión de asuntos internos y allí se castigará a quien sea responsable", señala".

Concluye el tema:

"Estoy imponiendo mayor control pero necesito más ayuda de la ciudadanía. Todo esto es un problema cultural".

 

Lo que falta

Queda un año, tiempo suficiente para preparar una candidatura pero Manuel Barro asegura que esta opción no le interesa.

"No hay nada más apropiado para servir a tu comunidad que la presidencia municipal, y yo ya he tenido esta oportunidad. Dentro de un año regreso a mis actividades empresariales, no iré por una candidatura a lo que sea".

"¿Y si el pueblo lo exige?", bromeo.

Barro responde:

"Yo no vine aquí para satisfacer un ego personal, sino como consecuencia de una carrera de servicio que me ha llevado a incursionar en varias asociaciones de beneficiencia a lo largo de muchos años. Estoy acostumbrado a servir a los demás. Y con la presidencia municipal, creo que ya he cumplido".

Aunque tampoco niega que le gustaría volver a ser presidente municipal, porque volvería con experiencia y sin perder tiempo en aprendizajes.

Sólo queda un año y en este tiempo Manuel Barro Borgaro tratará de complementar su administración restaurando las unidades deportivas del municipio, unidades semir destruidas, abandonadas algunas, vandalizadas todas, con hierba y matorrales que evidencian el descuido.

"A eso dedicaré parte del último año y las acciones empezarán a notarse dentro de unos meses", expresa.

En otro orden de ideas, mencionamos la lucha política que se avecina previa a las campañas electorales, lucha de desgaste.

"No me asustan las críticas, además es natural que éstas abunden cuando provienen de los grupos de poder que perdieron las elecciones en Cajeme.

"Pero nada de eso me afecta. Cuando han querido hacerme una campaña en contra por algún motivo, las cosas caen por su propio peso. La gente se da cuenta que estamos trabajando y que todo lo negativo es señalado nomás por hacer grilla".

En resumen, comenta, "estoy satisfecho porque he visto los beneficios que nuestra administración ha traído para mucha gente. Y eso es lo que realmente importa".

 

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