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Juzgan Los Tigres del Norte a los mexicanos

José Carreño Figueras / Excélsior
Miércoles 15 de Septiembre de 2010
 

CIUDAD DE MÉXICO, 15 de septiembre.- México es un país "desbalanceado", donde se ha perdido el respeto, falta educación y hay diez mil personas que mantienen atemorizados a 100 millones, en una guerra "contra nosotros mismos".

Ésa es la realidad que aprecian los hermanos Jorge y Hernán Hernández, quienes juntos lideran el legendario grupo de Los Tigres del Norte.

Ellos hablan de los problemas de vecindad con Estados Unidos, de por qué nadie escucha de grandes narcotraficantes estadunidenses y, en cambio, todos son latinos.

Dicen que la guerra contra el tráfico de drogas es una "guerra contra nosotros mismos", pues nunca, como ahora, hubo más violencia y tantas muertes, asegura Hernán.

"Me llama la atención que el gobierno no tomara un camino más fuerte", sigue Jorge, refiriéndose a la interacción con Estados Unidos para enfrentar el tráfico de armas.

Es el jefe del grupo y está sentado en un sofá del vestíbulo del hotel donde se hospedan en la Ciudad de México para participar en los festejos del Bicentenario de la Independencia.

Frente a él, en otro sofá, sus hermanos asienten y sólo Hernán, el del distintivo mechón blanco, interviene en una conversación que va de los corridos y su historia a la situación del país, de los problemas migratorios en Estados Unidos y México a la relación de Los Tigres del Norte con intelectuales europeos; de su ascenso desde los polvosos escenarios de concierto en pequeños pueblos del sur de California a los salones compartidos con Hillary Clinton y Barack Obama.

"Ha sido un largo viaje", reconoce Hernán. A su lado, sus hermanos Eduardo y Luis asienten. Su primo Óscar Lara, baterista, está en otro lado del hotel. Su jornada quizá no ha sido tan larga como el trecho recorrido por los propios corridos durante la vida artística de Los Tigres del Norte: desde la relativa inocencia de Camelia La Texana a los narcocorridos que otros grupos interpretan hoy.

Aclaran, sin embargo, que son tan versátiles que no dependen sólo de los corridos y esa variación, según Jorge, es lo que les ha permitido conectar con su público; ése que de un lado de la frontera pide canciones de nostalgia y del otro piezas románticas para bailar, mientras en España quiere canciones de crítica a Estados Unidos. Pero en todos lados les piden corridos.


Sin respeto

Como muchos, Los Tigres del Norte comenzaron su camino con corridos sobre bandoleros y migrantes, despechados y caballos. Muy distintos de las francas descripciones de los corridos modernos y de las parábolas del Jefe de Jefes o La Granja, su más reciente disco.

"El corrido cambió porque la gente cambió. Lo que nosotros cantábamos en 1972 o 73 hoy es más libre, más notorio, pero ya no se respeta tanto. Ni respeto por la vida ni respeto por una persona para decirle que está haciendo algo malo. El corrido de 2010 no tiene el respeto que tenía en 73 o 75", añade Jorge.

Hernán interviene: "Tenemos un México espantado, que está sufriendo inseguridad. Tal vez es mínimo el número de gente que aterroriza a México, pero causa mucho pánico: diez mil personas hacen que 100 millones sientan miedo".

Hernán habla pausadamente, como midiendo las palabras. "Eso se refleja en las noticias, todo el mundo se ocupa de eso y nos causa más miedo, más preocupación".

Para Jorge, "nuestro gobierno no ha ido avanzando como esperábamos; las estadísticas marcan que tenemos problemas en educación y eso dice mucho, también, de los problemas que tenemos como país".

Un ejemplo. En México, dice, "no estamos educados para ser parte de una decisión, porque no nos dejan o no somos valientes como para demandar cosas. En Estados Unidos creo que estamos en la misma situación, porque la mayoría de quienes nos vamos (como migrantes) tenemos siempre ese pensamiento de que vamos a trabajar nomás y nos regresamos".

Por eso el voto es un tema importante para Los Tigres del Norte, que en la Unión Americana se han convertido en abanderados de las causas de los migrantes, en especial de los indocumentados, y de que los mexicanos se nacionalicen y actúen políticamente para hacer valer lo que son como grupo: la mayor minoría de de esa nación.

Pero Hernán reitera: "No podremos tener un presidente (méxico-estadunidense) si la mayoría no votamos. Si votamos es factible porque somos millones, pero esa es la educación que llevamos de aquí".

Observan también que los mexicanos son predadores frente a otros mexicanos y contra los migrantes centroamericanos.

Hernán recordó que la noche del domingo una indocumentada en Tennessee les pidió que hicieran una canción sobre cómo, quienes tienen documentos, "les echan encima a Migración".

Esa forma de actuar, dice Jorge, parece "que lo traemos, que es genética generacional. No puedo explicar por qué actuamos así en contra de un individuo que no tiene documentos".

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