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Están ahí físicamente.
Incluso sus mentes las ocupan en dibujar o pintar y otros ejercicios, pero a veces se “salen” de este mundo.
Cuando “regresan” conviven de la mejor manera, platican amablemente y sonríen a la vida aunque ni siquiera sepan a veces que padecen el mal del alzheimer.
Esta enfermedad neurodegenerativa, traducida en pérdida progresiva de la memoria y de otras capacidades mentales, no respeta a nadie puede incluso atacar a las mentes más brillantes.
En la estancia para enfermos de alzheimer, del DIF municipal, hay un claro ejemplo de que este mal descubierto en Alemania no distingue: el investigador Francisco Pacheco Mendívil.
Durante muchos años él estudió cómo combatir las plagas de los cultivos del noroeste del país, pero hoy convive junto con otras 24 personas en la estancia visitada ayer por la candidata a diputada local, Rosario Oroz Ibarra.
“A veces nos cuenta detalles de su vida científica, cómo analizaba las plagas en los cultivos, pero hoy amaneció sin ganas de platicar”, dicen trabajadoras de la estancia cuando el científico enmudece ante sus preguntas.
A Oroz Ibarra le agradó encontrarse con una “tocaya” que pintaba una canasta de flores y hasta se peleó con otras damas porque le querían tomar prestada la propaganda de la candidata del PRI.
Y una fue su petición: una planta de chiltepín.
Alegre, platicadora, Rosario Leyva Rentería no dejó de mencionar que le tomaron fotos junto a su “tocaya” y hasta solicitó el horario de los noticieros de radio para que los comentaristas le envíen un saludo.
Pero su mal no ha de ser todavía tan profundo porque luego de un recorrido por el lugar no se le olvidó pedirle a la candidata: “No se le olvide mi mata de chiltepín”.
Por estas personas, por las madres solteras que deben mantener su hogar, por quienes desean tener horarios más flexibles en las escuelas para dejar a sus hijos con seguridad, dijo Oroz Ibarra, habrá de legislar.
