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Se ríe La Reina de los AFI’s

Gerardo Mejía / www.eluniversal.com
Miércoles 16 de Enero de 2008
 
Cd. de México.- ¿De que se reía Sandra Ávila Beltrán cuando fue detenida?, se le pregunta a la llamada Reina del Pacífico, a unos pasos de su celda del penal femenil de Santa Martha Acatitla, ya que esa imagen se quedó en la memoria colectiva, más que los cargos de la PGR en su contra.

Tras escuchar la pregunta de lo que ocurrió aquel 28 de septiembre de 2007, ella se acomoda en su asiento, se quita los gruesos lentes contra el sol para mirar primero de reojo a sus compañeras de castigo, y terminar torciendo su cuello de un lado a otro, como en aquellas fotos, donde siempre mira de frente y altiva a la cámara.

El tono de su voz escupe impotencia, una dosis de rabia que acaba en mero hartazgo, pues aclara que es una de las preguntas que más le han hecho en cuestionarios que le han hecho llegar las autoridades, y que no ha querido responder.

“Porque los afis no tenían ninguna prueba para llevar a cabo mi detención”, dice manoteando un poco, como para remarcar las palabras”, “la verdad me dieron y me dan risa, ya que los cargos que me imputan, como lo he dicho, se han derrumbado en las audiencias, y como ejemplo está un maquinista supuestamente relacionado conmigo del que aseguran en las acusaciones que llevó un cargamento de droga, en la fecha en la que él ya estaba detenido, con una diferencia de varios días. Esto ya se demostró”, subraya.

Sandra menciona que luego de ser detenida, las autoridades judiciales le ordenaron que se sentara frente a un polvoso escritorio para acabar de integrar su expediente antes de ser trasladada al penal donde le preguntaron sus generales.

Ávila Beltrán acaba de hablar y se desahoga, ya que de manera inmediata recupera el trato amable y voz mesurada que llevó la mayor parte de la plática, la cual, se prolongó un par de horas.

Asegura que en sus primeros días en el penal de Santa Martha Acatitla, cuando se presentó ante el sicólogo, para elaborar su perfil en la materia, escuchó la misma pregunta, por lo que ella dio la misma respuesta, ante lo que el especialista respondió con un “eso es lo que quería escuchar”.

Así, sin alzar la voz, se sigue para remarcar su malestar contra aquellos spots del gobierno federal donde destaca su imagen en el recuento del combate al crimen organizado, como parte del Primer Informe del presidente Felipe Calderón Hinojosa.

“Es injusto que saquen las imágenes de mi detención como parte de sus supuestos logros en el combate al narco, cuando no me han sentenciado por nada, porque nada tienen”, suelta como en cámara lenta.

En la plática con Ávila Beltrán no hay lágrimas, sus ojos se mantienen secos y siempre fijos sobre su interlocutor, tampoco existen las frases estridentes de inocencia, ya que insiste: sólo quiero tener un juicio justo, sin montajes o acciones prefabricadas.

“Lo peor y por eso digo que parece que hay línea de la PGR hacia la mayoría de periódicos, es la bajeza de sacarme compartiendo planas con el chino Zhenli Ye Gon, a quien se le encontraron cientos de millones de dólares. Y no somos la misma cosa”, remarca.

Para rechazar la paternidad de etiqueta de La Reina, enfatiza que ella es una persona que se ha dedicado a la compra-venta de bienes raíces la mayor parte de su vida, por lo que reitera que su conducta “no confirma el montaje de la PGR o cualquier creación literaria, porque también rechazo cualquier afirmación de Arturo Pérez Reverte de querer avalar con mi historia, su novela La Reina del Sur”.

En los primeros días de su estancia en este penal, las internas difundían historias en las que afirmaban que La Reina del Pacífico tenía fiesta hasta los días que no eran de visita con música y alcohol, situación que desmintieron quienes están cerca de ella.

Lo cierto es que en caso de que se concrete la extradición de Ávila Beltrán a Estados Unidos, que de acuerdo con su defensa esperan detener con amparos durante los próximos siete meses, el penal de Santa Martha regresará irremediablemente a su anónimo silencio.

“Claro que me preocupa la petición que hizo Estados Unidos para extraditarme, ya que esto puede concretarse si hay un juicio amañado, por lo que yo solamente quiero ser juzgada conforme a derecho, con pruebas y si no, que me dejen libre”, exige.

Termina el encuentro. Ella escolta a su interlocutor hasta la última puerta, donde ella puede poner un pie, siempre repartiendo sonrisas, besos, miradas, promesas, mientras se coloca de nuevo los lentes.
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