Visión del México de la narcoviolencia

México.- El llamado narcoterrorismo está entronizado de tal manera en la cotidianidad mexicana, que hoy hasta la prensa nacional desdeña cifras bajas de asesinatos y solo le otorga notoriedad cuando se sobrepasa la decena de muertes diarias.

La semana pasada se registró un día de 18 muertes violentas, en lo fundamental policías y el pasado martes llegaron informes de varios estados del interior, de otra jornada con el hallazgo de 14 personas ultimadas.

Cuando son uno, dos o tres las victimas de la delincuencia organizada, el hecho debe esperar entonces a ser contemplado en resúmenes periodísticos, pues ya pierde categoría de suceso para los diarios nacionales.

No obstante a ello, la preocupación en los medios políticos del país ante el deterioro de la seguridad ciudadana, continua en ascenso y el debate partidista en el ámbito parlamentario sube de tono.

La reciente comparecencia solicitada por la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputado al secretario del ramo, Genaro García Luna, encendió aún más el ambiente.

Surgieron en el Congreso nuevos ataques a la eficacia del ejecutivo federal, en la guerra que declaró desde diciembre último al narcotráfico y la delincuencia organizada.

Para observadores políticos locales, el secretario de Seguridad trató en su comparecencia de convencer con tecnicismos a los legisladores, sin ir al fondo, ante la falta de resultados de los operativos federales en varias regiones del país.

García Luna expuso a los representantes de los partidos de oposición y del gobernante Acción Nacional (PAN) que los carteles de la droga están aplicando técnicas terroristas al estilo Al Qaeda, para intimidar a la ciudadanía y a los cuerpos castrenses.

En tal sentido, afirmó que la "actual campaña mediática" del narcoterrorismo comenzó en el balneario de Acapulco, en el Pacífico mexicano, cuando a finales del 2006 el cartel Los Zetas exhibió las cabezas de cuatro policías que -dijeron- les traicionaron.

Tras afirmar que el gobierno de Felipe Calderón no claudicará frente a la actual situación de inseguridad, explicó que las bandas criminales utilizan instrumentos de alta tecnología en sus acciones espectaculares para crear una imagen de poder en el plano militar.

Dijo que por ello en su arsenal figuran artefactos de alto poder destructivo, como lanzagranadas, rifles de francotiradores y sofisticados fusiles automáticos.

Sin mencionar cifra de los asesinatos y bajas en la guerra contra los narcos en lo que va de año -fuentes oficiosas calculan superan las 800 muertes-, el ministro de seguridad argumentó que se valen incluso de facilidades modernas como Internet, celulares y video-cámaras.

Un diputado del Partido de la Revolución Democrática (PRD) le cuestionó en el debate la eficacia de las dependencias del orden, debido a que el 93 por ciento de los delitos cometidos hoy en México son del orden común y en buena parte quedan impunes.

Como telón de fondo del panorama violento que se vive en México, fuentes parlamentarias aseguran que el crimen será muy difícil de eliminar mientras en el territorio norteamericano, a pocos kilómetros de la frontera, existen 12 mil armerías públicas.

Solamente en lo que va de año, de acuerdo con datos de la Procuraduría General de Justicia, el ejército y la policía han decomisado verdaderos arsenales de armas, granadas y cartuchos.

Los diputados también criticaron que el gobierno asigne un presupuesto privilegiado de cinco mil 685 millones de dólares al Ejercito y Seguridad Pública, que no se corresponde con el actual clima de violencia.

García Luna refutó en particular que los 128 millones de dólares asignados para el alistamiento y la capacidad operativa de las corporaciones policíacas son insuficientes.

El legislador del Partido de la Revolucionario Institucional (PRI), Genaro Vargas, sostiene que el nudo del problema está en que la delincuencia cuenta con organización, no así los cuerpos armados y que falta coordinación en las entidades policiacas.