Detiene México a inmigrantes de Centroamérica

Cd. de México.- Con el beneplácito de Estados Unidos, el gobierno mexicano se escuda en el enfrentamiento a las pandillas en la frontera con Guatemala para endurecer su postura contra la emigración ilegal, se denunció hoy aquí.

Rafael Fernández, académico del Instituto Tecnológico Autónomo de México, dijo que la exageración conque el gobierno de México maneja el fenómeno de los maras (pandillas) le permite reforzar la seguridad en la frontera sur, como le ha pedido Washington.

Fernández aseguró que no existen evidencias de la extensión de esas bandas centroamericanas en territorio mexicano ni de sus lazos con el narcotráfico y el crimen organizado en este país.

Consideró que se trata de una cortina de humo con la cual la administración encabezada por Felipe Calderón, intenta endurecer las acciones en el límite fronterizo sur con la intención de obtener altos presupuestos.

A excepción del sureño estado de Chiapas, donde se han detenido algunos miembros de esas pandillas en las estaciones migratorias, en el resto del país no existen maras ni indicios de nexos de éstos con el crimen organizado en México, reiteró.

De acuerdo con el experto, en este país existen unas 82 pandillas que agrupan a más de seis mil 500 jóvenes, pero ninguna de ellas tiene conexión directa con la Mara Salvatrucha o la M-18 de Honduras, Guatemala o El Salvador.

A propósito, el historiador estadounidense Paul Kennedy consideró la víspera que México es clave en la nueva estrategia de seguridad de la Casa Blanca en Centroamérica para garantizar la seguridad absoluta de sus fronteras.

De acuerdo con el especialista, de origen inglés, si este país se rehusara a formar parte de esa estrategia estadounidense, la misma simplemente jamás llegaría a concretarse. En ocasión de una conferencia impartida en este país, Kennedy afirmó que el fenómeno migratorio entre Estados Unidos y México no será resuelto con la construcción de un muro pues los emigrantes no pueden ser tratados como delincuentes, dijo.

La construcción de muros deja muy mal parada la reputación de quienes lo proyectan, sostuvo, y añadió que la complejidad para enfrentar la emigración ilegal entre ambas naciones radica en que Estados Unidos mezcla las cosas.

En su opinión, la Casa Blanca no es capaz de poner límites entre el objetivo de garantizar la seguridad fronteriza y sus sentimientos anti- inmigrantes, lo cual frena cualquier esfuerzo político por alcanzar una reforma migratoria justa.