Comemos bichos, toxinas y químicos

Especialistas de la Universidad de Guadalajara presentaron ayer una puntual advertencia sobre las afecciones de la salud a que se exponen a diario todos los habitantes del país, al ingerir alimentos expuestos a microorganismos, toxinas y elementos químicos que no son regulados por las autoridades sanitarias nacionales y estatales, por la falta de un marco legal completo y medidas de verificación que teóricamente deben correr a cargo de las instancias competentes.

María del Refugio Torres, Miguel Madrigal y César Cortez, todos investigadores y directivos de programas relacionados con farmacia, microbiología e investigaciones de gestión ambiental del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEI), subrayaron varios problemas que aquejan al país, entre ellos:

• Falta de cultura para una buena alimentación en México.

• Utilización de normas de sanidad copiadas de otros países y mal adaptadas al nuestro. • Ausencia de normatividad y vigilancia en la aplicación de conservadores, colorantes y otras sustancias en los alimentos industrializados que, está comprobado, generan cáncer y otras afecciones graves en la salud a largo plazo.

• Tratamiento inadecuado de productos naturales, que se han convertido en una fuente de enfermedades microbacterianas que, de hecho, ocupan el primer lugar en todo el continente latinoamericano.

Específicamente sobre las normas sanitarias mexicanas, la doctora María del Refugio Torres, quien es directora del Centro de Microbiología Sanitaria del CUCEI, lamentó que “no tenemos todas las normas necesarias y las que hay, lamentablemente, son copiadas, no adaptadas. En cada país, las normas para el consumo de alimentos deben atender a la idiosincrasia y las costumbres alimenticias”.

En este sentido, el maestro César Cortez, coordinador de la Maestría en Farmacia del mismo centro universitario, comentó que “en México, la alimentación es más rica en grasas y eso es una tradición de siglos; las actuales normas sanitarias no consideran eso y muchas veces, nuestro enorme universo de condimentos llega a ser nocivo cuando se mezcla con aditamentos y conservadores en empaques”.