Recordémoslo como en aquellos años. El joven comentarista deportivo al lado de su maestro, el prestigiado José Ramón Fernández al frente del equipo donde estaban, además de David Faitelson, el exfutbolista Carlos Albert, Carlos Marín, Enrique Garay y otros que hicieron su nombre en los escenarios deportivos donde acudían a cubrir los mejores eventos nacionales e internacionales.
Entre ellos, David llamaba la atención por sus crónicas de color, como les llaman a este género que él desarrolló con mucha pasión e inteligenca en la televisión mexicana.
David y todo el equipo de José Ramón representaban al otro público, al que no se comía las garnachas de Televisa, el público que aborrecía al América y que esperaba análisis deportivos más inteligentes que los gritos desde la televisora de Azcárraga.
Fueron buenos años, sin duda. Como es natural, los alumnos siguieron su propio rumbo y se separaron del maestro Josérra que erróneamente quiso mantener su dominio todo el tiempo.
Como es natural, Faitelson tuvo buenas ofertas y la mejor le llegó desde el campo enemigo de otra época. Televisa lo incorporó, le dio además de buenos pagos la oportunidad de ser una estrella más del canal de las estrellas.
Hasta allí, todo bien. Son oportunidades que deben aprovecharse. Sin embargo en el camino del éxito, Faitelson empezó a cobrar venganza por rencores y amarguras que acumuló al lado de José Ramón Fernández y llegó el tiempo de patear el pesebre del que fuera su maestro.
Pero la forma de hacerlo ha sido lamentable para una persona que como Faitelson exhibió siempre buen juicio. Se hundió en un enfrentamiento innecesario porque el otro lo acusó de ser un sicario periodístico. El pretexto allí estaba y Faitelson sacó desde el fondo de su pecho toda la rabia acumulada contra el maestro que lo achicaba.
Dirán que tiene razón, tal vez. Pero con ese tipo de venganzas como exhibir la vida privada de su exmaestro, es una actitud que borra el concepto que se tuvo de él como un buen periodista y una buena persona.
Hoy es sólo uno más de los famosillos que Televisa promueve inflando su importancia a través de redes sociales.