|
Messi cambió su camiseta con Buffon al final del partido. Fue lo único que le regaló el mítico Gigi, 42 años, al argentino.
Porque Messi está venido a menos y sus remates, algunos de ellos convertidos en pases, no le hicieron ni cosquillas a la leyenda italiana. Los disparos de Messi parecen haber perdido fuerza, como los golpes de un púgil en retirada.
Y mientras el argentino se encogía en cada tiro, Cristiano se hacía grande. Hizo dos goles. De penalti, sí. Pero él fue quien empezó a volcar el partido buscándole las cosquillas a un rookie, Araújo, que seguramente no hiciese penalti, pero que cayó en la trampa de competir en la carga con una estrella mundial con muchos kilómetros de carrera.
Al contrario que Messi, que trata a sus 33 años de seguir capitalizando todo el juego (100 intervenciones, 23 pérdidas, siete tiros a puerta), la readaptación de Cristiano Ronaldo en sus últimos años de carrera resulta primorosa. Hace lo preciso.
En la primera parte, provocó el penalti del 0-1 que él mismo transformó. Luego, tocó dos pelotas más. En una, puso un balón perfecto a Danilo, que remató fuera.
En otro, casi deja solo a Morata. Mientras Messi asume todo el juego y, de manera involuntaria pero inevitable, mutila cualidades del resto de sus compañeros, obligados a jugar a su ritmo todo el partido. Cristiano ha resumido su juego.
Apenas tiene participación pero va al grano. Sigue dañando al rival y dio la sensación de que incluso se dosificó y pudo hacer más daño. En los últimos 17 duelos en los que se han cruzado en el Camp Nou, Cristiano ha marcado 14 goles. Messi, siete.
Alguien puede analizarlo como un dato casual, per los números goleadores de Messi menguan. La pregunta es si el argentino, como Cristiano, es capaz de readaptarse a hacer otra cosa. O ya piensa en otra cosa.
"Nunca he visto a Messi comoo un rival", dijo CR al final de partido. Messi no habló.
https://as.com/futbol/2020/12/09/champions/1607469141_234251.html
