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Los pesos pesados del Barcelona ya lo habían advertido privadamente antes del Clásico. Se notaban físicamente mermados, con la gasolina justa para los dos últimos partidos de la temporada, necesitados del descanso navideño para cargar pilas.
Las sensaciones se confirmaron en la noche del miércoles.
Ante un Madrid que venía de jugar el domingo por la noche, los azulgranas se vieron superados por el empuje y las piernas de los madridistas, ganadores con diferencia en la parcela física.
Ni siquiera contar con un día más de descanso le sirvió al Barcelona para igualar fuerzas con un Real que colectivamente se implicó mucho más sin balón, en presión alta y también en las contras de los culés, replegando de manera coral, con Fede Valverde a la cabeza, tan agotado que Zidane le sentó en los minutos finales.
Enfrente, el Barça se rompía con facilidad, víctima de la inferioridad en el centro del campo, muy descolgados Suárez y Messi, desdibujado Griezmann.
Las imágenes de los culés al término del partido evidenciaron el sofocón. El lenguaje corporal delataba a los azulgranas, sofocados tras un partido de la máxima exigencia.
El Barça ya pagó a inicio de curso la durísima pretemporada, con partidos en Japón y Estados Unidos. Le costó arrancar al Barça pero se recuperó hasta ser líder de Liga y primer clasificado en Champions, pero este tramo de curso, hasta llegar al ecuador, se le ha hecho largo.
Un cansancio que hubiera sido mucho mayor de no haber ganado al Borussia y haberse presentado en Milán contra el Inter con el equipo A y no el B.Ahora el Barça recibirá al Alavés este sábado en el Camp Nou para cerrar 2019 e iniciar las deseadas vacaciones navideñas, a la vuelta de las cuales se encontrará con otro calendario cargadísimo de exigencia.
Derbi contra el Espanyol en Cornellà antes de la Supercopa de España, semis contra el Atlético y, en caso de pasar, final contra el Valencia o el Madrid.
