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La temporada reciente en Ligas Mayores trajo una buena sorpresa para los aficionados de Yaquis: Chistian Villanueva, el infielder jalisciense que juega en invierno con los de Cd. Obregón, llamó la atención por los jonrones que estaba conectando en su llegada a los Padres de San Diego.
El jovencito que con los Yaquis no mostraba ninguna cualidad sobresaliente a la hora de batear, ahora en Ligas Mayores la estaba "rompiendo" con varios cuadrangulares en su haber.
Y ahora, en la presente temporada al reincorporarse a los Yaquis, todos esperaban que Villanueva exhibiera su poder ofensiva mostrado en los Padres. Pero esto no ha ocurrido hasta el momento.
Por el contrario tiene un desempeño ofensivo más bajo que mediocre, es decir, pésimo. Hasta este domingo en 9 juegos jugados acumulaba un pobre promedio de .188 de bateo.
En su descargo, podrá argumentarse que llegó tarde a los Yaquis, que viene de una campaña pesada en Ligas Mayores, o que está preparando un "despertar" poderoso, pero ninguna de esas excusas sirven para una afición decepcionada por el bajo rendimiento de quien esperaban mucho más.
Y la pregunta surge inevitable en el graderío cada vez que Villanueva convierte su turno al bat en out: ¿A qué vino? ¿Será que se cuida demasiado de no lesionarse en esta liga y dañar así su potencial para las Mayores?
Una pregunta que esperamos tenga una respuesta positiva en los próximos juegos y que dure hasta postemporada si los Yaquis pasan a esa instancia.
Para terminar, comparen nomás el rendimiento del "viejo" Iker Franco con el del joven prometedor Villanueva. La diferencia pueden ser las ganas de lograr algo importante con los Yaquis, el no sentirse obligado sino feliz de estar en un equipo, o en otras razones que solo se conocen en el dog out.
