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Una de las jugadas más bellas del beisbol es la del segunda base brincando sobre su eje para evitar el golpe del corredor que trata de llegar antes de la pelota y evitar el tiro del segunda hacia la primera para completar el doble play.
Derroche de técnica, reflejos y fuerza en las piernas del segunda para alzarse y sin apoyo en el suelo jalar el gatillo de su brazo para sacar al bateador que intenta llegar a primera.
Hacer la jugada no sólo es una exhibición de habilidad beisbolística; también es una espectacular exhibición corporal que tiene su propia estética, como el giro (espín) de los bailarines de ballet.
Pues bien, esta bella jugada habrá de desapacer en la temporada de Ligas Mayores que está por empezar. La razón es muy válida: Se trata de proteger a los segunda base que están en constante amenaza de ser lesionados por los corredores que los embisten incluso con los fierros (spikes) por delante.
AL BAT: Jesús Alberto Rubio
Para la próxima temporada MLB prohibió el uso de calcomanías personalizadas en los bats de cada jugador (pegatinas o “stickers”).
Según Alex Pavlovis, de CSNBayArea.com, a los equipos se les dijo en las reuniones de invierno que las etiquetas personalizadas no se pueden utilizar.
Ese detalle no es algo que muchos noten.
Pero por ejemplo, el tercera base de los Gigantes de San Francisco Matt Duffy tiene en su bate un pegatina del personaje de los Simpsons “Duffman”.
¿Por qué prohibir el que los jugadores usen pegatinas?
¿Qué razón de peso podría haber en esa decisión?
Nadie sabe, todavía.
En el 1989, el jugador de cuadro Billy Ripken, hermano del miembro del Salón de la Fama Carl Ripken Jr. e hijo del exdigirente de Grandes Ligas Carl Sr., protagonizó una controversia cuando la foto de una de sus tarjetas de colección apareció una frase soez en la base del bate.
¿Cómo la ve…?
Esta medida se une a la serie de innovaciones recientes que ya le hemos comentado.
La otra, reciente también: quien visite en la loma a un pitcher durante el desarrollo del juego tendrá que hacerlo en no más de 30 segundos… ¡y vámonos, amigo!
Hay más innovaciones, por supuesto.
