Vale la pena compartir lo que finalmente decidieron LMB y el Sindicato de Jugadores sobre reglas que deberán acortar en tiempo los juegos de pelota:
1.- Que los bateadores mantengan al menos un pie en la caja, con ciertas excepciones.
2.- Colocación de cronómetros para medir el tiempo entre los cambios de lanzadores y entre innings.
En el caso de la primera: la regla que exige que los bateadores mantengan un pie en la caja tiene varias excepciones: cuando se hace swing a un lanzamiento, que sea obligado a salir por un lanzamiento, solicitud de tiempo, fingir un toque, o ante lanzamientos descontrolados y un pasbol.
Las nuevas reglas incluyen ordenar que los managers se mantengan en el dugout durante los retos de repeticiones en video; que se acelere la reanudación del partido luego de pausas comerciales en la TV y que los cambios de lanzadores sean más rápidos.
Quedó pendiente el experimentó en la Liga de Otoño de Arizona: cronómetro de 20 segundos entre lanzamientos, un límite a las reuniones entre pitchers, catchers y managers, y que los boletos intencionales sean automáticos, sin necesidad de realizar cuatro lanzamientos.
Las sanciones por violar las nuevas reglas empiezan el 1ro de mayo, y por ahora sólo serán multas económicas. En la liga de Arizona, los castigos eran bolas y strikes.
Y anote este interesante dato sobre el mismo tema:
La duración promedio de los partidos de nueve innings el año pasado fue de 3 horas, 2 minutos, la máxima cifra en la historia.
En 1981, los partidos duraban un promedio de 2:33.
No cabe duda que el tiempo sigue su marcha, las innovaciones y las nuevas tecnologías permean e impactan y por supuesto que la tiene y la dialéctica de cambio no pierde vigencia, aquí, acullá y… en el béisbol.
“Más lo que se acumule”, diría mi compadre Paco Martínez desde su faro –de donde todo lo ve-- en Nacameri.
Bueno, para más detalles sobre las nuevas reglas en MLB, acceda al siguiente sitio y todos contentos; al menos, nosotros como lectores: http://espndeportes.espn.go.com/news/story/_/id/2302947/anuncian-cambios-en-reglas-
Manny es Manny
Manny Rodríguez ganó el trofeo “Héctor Espino” que se entrega al JMV de la temporada, algo esperado tras su excelentísima temporada en la LMP con Charros de Jalisco.
Le ganó la partida de JMV al cuarto tolete de los mismos Charros, Japhet Amador, quien quedó segundo en la votación con 9 votos. Manny lideró la votación con 48 de 67.
Manny, capitán y segunda base, tuvo una campaña de ensueño: sublíder de bateo (.341); líder de sencillos (93); sublíder de dobles (23); líder de extra bases (33); el No. 1 en slugging con .535; pegó 10 jonrones e impulsó 48 carreras.
¿Algo más…?
Sí: su liderazgo e impulso al equipo en cada victoria de la temporada, caracterizado por guiar y aconsejar a sus compañeros de juego.
En postemporada, José Manuel Rodríguez pegó para .322, con 19 hits, 2 cuadrangulares y once impulsadas.
También: fue refuerzo del representativo mexicano en la Serie del Caribe, San Juan, Puerto Rico 2015, donde promedió .286 y a la defensiva jugó en distintas posiciones: segunda, campo corto y la tercera base.
Sin duda, Rodríguez es otro de los muchos casos en que teniendo la capacitad/talento para llegar e instalarse en Ligas Mayores, algo sucede y se queda en México.
Puedo asegurarle que es mucho mejor pelotero ---como jugador de cuadro-- que muchos que andan activos en los 30 equipos de la Gran Carpa.
Ah, con el Manny, Charros de Jalisco sumó tres de los cinco premios anuales que reconocen lo más destacado del circuito porque sus jugadores Brian Broderick y Juan Navarrete fueron los Relevista y Mánager del Año.
Otros contendientes al premio de JMV fueron Gil Velázquez (4 votos); Carlos Valencia (3/Yaquis); Eric Farris (1/Tomateros); José Amador (1/Naranjeros), y Xorge Carrillo (1/Águilas).
Antonio Elizarrarás Corona:
Jesús. Nos guste o no, sintamos simpatías o no por el equipo icono del beisbol profesional, los Yankees siempre, pero siempre, siempre y desde que yo recuerde (mediados de los 50s) han representado no sólo al mismo beisbol, sino a la sociedad deportiva de los EUA, tirándole más a lo elitista que a lo popular.
La lista de astros que han vestido la franela a rayas, es larguísima. Y los nombres de verdaderos gigantes de la pelota, en serio, im-pre-sio-na. Lo que hagan los Mulos, con acierto o sin él, será en todo momento motivo de polémica y de ocho columnas y aun deportadas en las revistas más encumbradas.
La simbiosis entre los peloteros y los aficionados, no tiene explicación "lógica" y a la vez la tiene. Es uno de los símbolos de la sociedad que se puede odiar, admirar, pero en todo momento se reconoce, se respeta y se enarbola, como parte de su identidad.
No puedo imaginarme a las Grandes Ligas, sin los Yankees.
No puedo hablar de historia del beisbol sin remitirme a Casey Stengel o Billy Martin, por citar sólo a dos. Pero hay muchos, en verdad muchos nombres que le han dado brillo, prestigio y grandeza a la franquicia de Manhattan.
Gema señera
Ninguna duda Jesús. Randy Johnson es una de las gemas señeras del beisbol de las grandes ligas.
Me llama mucho la atención el número de ponchados que se despachó: 4,875 que se dice fácil, se dice rápido y se lee con alguna incredulidad.
Pero ni modo que los registros mientan. Nadie en su sano juicio podría haber inventado esa cantidad. Y más todavía, esas cifras obligan a tratar de entender la clase de control, concentración, talento y frialdad para manejar sus lanzamientos.
Por supuesto que también cuenta el conocimiento de cada rival en cada equipo al que se enfrentó, y la mecánica que se debe haber inventado para seleccionar cada bateador contrario, y el o los latigazos que le hacían daño.
Un cuadro mental muy complejo, Jesús, pero no hay duda que Randy lo supo elaborar para convertirse, hasta donde yo calculo en mi deficiente análisis, en esa gema que en el recinto de Cooperstown debe tener un nicho diferente, distinto y muy alto.
Randy tendrá que estar al lado de, por ejemplo, Bob Feller. y varios más que tú conoces mejor que yo.
El Señor Pitcheo
Jesús. Una de las máximas que mi padre me enseñó cuando opté por incursionar en el beisbol, (él era aficionadazo intenso) fue: "un equipo es tan bueno como su staf de pitcheo" pero también llegó a decirme: "un buen equipo de pitcheo en cualquier novena, equivale al 60% de su éxito". A fe mía que tenía toda la razón del mundo.
