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Los dos primeros triunfos en la Serie Final, pero sobre todo el entusiasmo con el que están jugando los Yaquis, ha incrementado la ansiedad de los aficionados por celebrar el Tricampeonato con su equipo.
Las pláticas en los centros de trabajo, en la calle y reuniones de amigos, coinciden casi todas en asegurar que nuestro equipo tiene casi asegurado el título y por ende el Tricampeonato. Hay confianza en exceso y se hacen apuestas a un triunfo fácil en cuatro juegos. Incluso se dice que los Yaquis podrían regalar un juego para forzar la serie a tres en el TOG y obtener una taquilla millonaria extra.
Un entorno de excesiva confianza puede influir de manera negativa en los jugadores.
El único exceso que ahora pueden permitirse los Yaquis es el de la concentración, jugar como si fueran abajo en la serie y empujar como si estuvieran obligados a remontar. Jugar con alegría y garra, como lo han hecho hasta ahora, pero sin aflojar la concentración.
Lo otro, el exceso de confianza, ni los aficionados podemos permitirnoslo. Recuerden que enfrente están los Águilas, un equipo de grandes jugadores; ya han remontado series en contra y en la temporada regular superaron a los Yaquis con número de seis victorias a su favor por tres para los de Obregón. Incluso les ganaron juegos aquí, en el TOG.
Sí, todos compartimos la alegría de los dos primeros juegos, pero también sabemos que en el deporte y en particular en el beisbol cuando se enfrentan dos equipos de similar fuerza todo puede pasar.
Pero sobre todo recuerden lo que dijo Yogi Berra en su ya clásica frase:
Esto no se acaba hasta que se acaba.
Y mientras esto no ocurra, todo puede suceder.
Y si sucede lo que todo Cajeme quiere que suceda, festejémoslo. Pero a su tiempo.
