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La euforia desatada por el triunfo de la selección mexicana ante su similar de Francia en la Copa del Mundo es una euforia exagerada.
Comentaristas de televisión y redactores de prensa hablan del triunfo y de lo que puede esperar a México en la siguiente ronda, la de octavos de final, donde se quiere evitar un enfrentamiento contra Argentina.
Los comentarios son acelerados, alocados más bien, y ocultan un hecho objetivo, irrefutable: México aún no tiene el pase a la siguiente ronda y corre un alto riesgo de quedar eliminado el próximo martes.
¿Aguafiestas? No. Hay que ver la realidad tal como es.
Si en el tercer juego Francia gana a Sudáfrica, o viceversa, ambos casos con alta probabilidad, la posición de México y Uruguar quedaría muy comprometida porque ninguno de los dos puede darse el lujo de perder.
Eso obligará a uruguayos y mexicanos a buscar la victoria, con el riesgo que eso implica.
Están muy equivocados aquéllos que piensan que tanto los charrúas como los aztecas negociarán el empate para asegurar el pase. En realidad ambos equipos tratarán de no ser segundos en su grupo porque ello los llevaría al siguiente partido en contra de Argentina.
Siendo así, hay que medir la posibilidad de que México derrote a Uruguay, y en un análisis fríos dicha posibilidad es muy pareja. Ambos equipos están en el mismo nivel y cualquiera de los dos puede ganar.
Luego, aún hay que esperar el partido del martes y hasta entonces, si México gana, celebrar el pase a octavos de final.
Mientras, aún no hay nada para festejar.
