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Al Bat: Juan Suby

Jesús Alberto Rubio / beisrubio@gmail.com
Lunes 04 de Mayo de 2009
 

Juan Suby fue un pítcher muy especial.

Fue parte de los bicampeones Naranjeros de Hermosillo en la temporada 1961-62, lo mismo que de los Pericos de Puebla de 1963, Charros de Jalisco en 1967 y Alijadores de Tampico en 1975.

Cuando debutó con Hermosillo, en la campaña que lograron el bicampeonato de la Invernal de Sonora, ayudó con tres victorias y en la 62-63 consiguió otros trece triunfos, siendo líder en el circuito junto con Miguel Sotelo.

Esa campaña también fue el mejor en cierres (3) junto con José Peña y Alberto Joachín.

 

¿Por qué dejó Hermosillo?

El colega Marco Antonio “Kilochas” Rodríguez nos precisa más que rápido el por qué Juan Suby dejó de lanzar con los Naranjeros en aquella temporada 62-63.

“En una plática con mi hermano francisco "Gallo” Rodríguez  hace ya algunos años, comentó que su salida de Hermosillo se debió a lo siguiente:

En el camino de regreso de una serie que jugaron en Guaymas rumbo a Hermosillo,  un jovencito de nombre Ramón "Diablo" Montoya se tomó algunas copas y en el camino se paró el camión para deponer y eso molestó a Juan de  Dios Villarreal y como se consideraba de los “caballos” en el equipo, le dio instrucciones al chofer que dejara lo dejara abandonado en plena carretera de noche.

Fue así como Juan Suby en un acto de solidaridad con “El Diablo”, lo defendió y Villarreal que era muy gritón pretendió opacar a Suby y ya sabrás su reacción: ¡con un derechazo sentó al “gordo” y eso provocó su salida de los Naranjeros que lo enviaron a los Yaquis de Obregón.
 
Me tocó vivir de cerca los últimos días de Juan aquí en Obregón, realmente en un estado muy crítico de salud derivado del alcoholismo y muy triste en la forma que murió.

 

Se caracterizó por tener un brazo de hierro como se dice en el argot beisbolero. Le agradaba lanzar y siempre decía que estaba listo para ir a la loma. Fue una garantía como pítcher para los managers, lo mismo te abría un juego que te lo cerraba.

Quienes jugaron a su lado, recuerdan que no le gustaba estar inactivo y la fuerza de su brazo y la buena condición física que siempre tenía, le permitían actuar con frecuencia.


De los mejores lanzadores

Sus números en 14 temporadas en invierno nos hablan de su talento y capacidad en la loma:

En porcentaje de ganados y perdidos de todos los tiempos en la pelota invernal es el No. 25 con .525 (96-87); efectividad, el once con 2.84 y en ganados de por vida está décimo con 96. En ponches, es octavo (1,009).

Hay demasiado que contar de él.

Por ejemplo cuando los Charros de Jalisco fueron campeones en 1967, fue el mejor en efectividad en el circuito con 2.36. Ese año el diestro cubano Andres Ayón tuvo una temporada de ensueño ganando 25 juegos y perdiendo solo 6.

El amigo Jesús Robles Martínez, desde Salina Cruz, nos dice que Suby implantó varios récords en Liga Mexicana como aquel  de 54 salidas al relevo con los Tigres capitalinos, superando por una salida el récord de Enrique Castillo de un año anterior.

“Por esta hazaña se le llamó “Caballo de Hierro”, o bien “El Rey” o “as del Relevo”. Dominó la recta, magnífica velocidad, curva, cambio y la bola ensalivada. Los “secretos” del pitcheo se los enseñaron Miguel Sotelo, Memo López y el cubano “Jiquí” Moreno”.

De sus actuaciones en la Liga Mexicana, en el segundo capítulo le tendré más detalles, no se desespere que al fin y al cabo en estos días de “influencia”, como dice el compadre, estamos tranquilos dentro de casa. (Nos tienen, diría el otro).


Instructor en la Naval

Conocí a Juan Suby en Veracruz cuando el gran lanzador trabajaba como instructor en la Escuela Naval de Antón Lizardo.

Lucía muy gallardo, con su uniforme blanco, fuerte, altivo y siempre amable; eran los años 70`s, y establecimos magnífica amistad ahí en el bello puerto jarocho.

Un servidor trabajaba en la Dirección de Difusión y Relaciones Públicas del Ayuntamiento que presidía Roberto “Beto” Avila, de modo que de vez en cuando también nos veíamos en actos protocolarios entre la Escuela Naval y la alcaldía.

¿Con Beto Avila?: Imagine eso.

Retorné a Hermosillo, pasó el tiempo y le perdí la huella a Suby, hasta que supe de su fallecimiento en Esperanza, el 12 de marzo de 1995.

A través de Jesús Robles Martínez, me enteré que Suby realmente se llamó Juan Hernández Camacho, que fue boxeador y un gran ciclista.

Esta historia, es gratificante.

Y en la misma también intervienen el historiador de béisbol Alfonso Araujo y Sergio Matus, el joven investigador de béisbol (REMEHIBE) que amablemente nos envía sus colaboraciones desde su ciudad natal, Empalme.

Sergio, Alfonso y Jesús, sin duda, puntales decisivos en el rescate de la historia de Juan Suby.

De inicio, Robles Martínez nos dice:

Amigo, sencillo y comunicativo

“Mira tocayo: Juan Suby siempre fue un gran amigo sencillo y comunicativo con todos los que lo conocimos. Vivió en un lugar de Salina Cruz que se conoce como "La Quinta los Cocos".

Ahí todavía vive un gran amigo de correrías de él que se llama Jesús Rodríguez Altamirano, pero no anduve mucho con él pues no soy muy afecto al vino, pero siempre me tuvo confianza para contestar lo que al beisbol correspondía.

Cuando llegábamos a Mazatlán y le tocaba jugar en ese puerto nos buscaba para invitarlo con un buen platillo de camarón, y de aquí de Oaxaca siempre le llevaba un buen mezcal.

A Suby nunca lo olvidamos ya que hizo historia en el béisbol. Hace un año participé en un programa de radio en el que se me concedía una hora y lo recordé con gran aprecio y respeto en el tiempo.


Excelente ciclista

En sus años de adolescencia fue un muy buen corredor de bicicletas, tipo turismo. También fue boxeador y fue el padre Jorge (el sacerdote Jorge Lalibert), quien le dio las primera enseñanzas de béisbol.

Tuve el gusto de conocer a su señora madre y padre, un militar retirado. Al iniciarse en el beisbol local, pasó a los Cementeros de La Cruz Azul en Lagunas Oax.., y de ahí alguien lo llevó a Puebla. Lo vimos jugando en la Liga Invernal Veracruzana con los Camoteros de Puebla.

En ese circuito tengo el honor de haber visto lanzar en sus últimos tiempos a Memo López, “El Indio” Peraza, Héctor “Pepino” Azamar y Enrique Leduc, “Mister curva”.

 

La bola ensalivada

Contaré sobre la bola ensalivada que lanzaba Suby:

“En 1968 nos hospedamos en los departamentos Freeman de Mazatlán y teníamos de vecino a Orestes Miñoso, “El Charro Negro”, manager en ese entonces de los Venados y le preguntamos que como le haría Suby para usar la bola ensalivada pues se comentaba que se iba a castigar al pitcher que la lanzara.

Al respecto, Minnie dijo: “Mira, chico: el que es mañoso es y será durante toda su vida. Aquí te va un ejemplo: el pitcher hace el “wainap” y al pasar por su boca chisguetea la saliva y esto no lo para ni el diablo”.


Duro y a la cabeza

Jesús recuerda que cuando Ronnie Camacho jugaba con los Diablos Rojos del México fue golpeado en la cabeza por un lanzamiento de Suby y lo mandó al hospital varios días.

Aquí en Salina Cruz en un juego de exhibición, golpeó en la cabeza al pitcher Gerónimo Ambrosio que venía reforzando a un equipo de Juchitán, Oax.

Bueno, por este pelotazo se iba a armar la gran bronca pero afortunadamente pudo ser apaciguada. Gerónimo Ambrosio jugó por algunas temporadas con el Diablos Rojos y en el invierno con los Mayos de Navojoa. El es originario de ciudad Ixtepec, Oaxaca.


Fue boxeador

Hace unos minutos Eradio Burruel, quien fue compañero de Suby con los Naranjeros, afirmó que “era muy “broncudo”, siempre andaba buscando pleitos… y también te tiraba a la cabeza”.

Esta charla con Eradio me dio pie a compartir la columna reciente que escribió Alfonso Araujo donde, en efecto, nos dice el carácter y  personalidad de Suby:

Alfonso escribió así:

“A raíz de una llamada de Hermosillo del Lic. Jesús Alberto Rubio preguntando sobre Juan Suby, tomé la determinación de dedicarle la presente columna a Juan, que en realidad se llamaba Juan Hernández Camacho, pero cuando estaba joven, le gustó el boxeo y para que no supieran en su casa que andaba haciendo, se puso de nombre Juan Suby, por el ritmo de moda que andaba en aquella época.

Unas veces decía que había nacido en Puerto Cortés, Baja California Sur y en otras en Salina Cruz, Oaxaca.

Cuando tenía 21 años debutó con los Pericos de Puebla en 1961, donde los pitcheres estelares eran el cubano Julio “Jiquí” Moreno, que ganó 13 juegos, el joven Miguel Sotelo ya con experiencia de Liga de la Costa, que se agenció 11 juegos, el boricua Florentino Rivera, también con 11 victorias y el famoso Dan Bankhead que sumó 8 triunfos.


Con Naranjeros de Hermosillo

Suby terminó con 1-4 y esa victoria fue por la vía de los ceros. En ese invierno llegó a los Naranjeros de Hermosillo, recomendado por Miguel Sotelo que era el “caballo” en el pitcheo y junto con él, estaban el “Maistro” Mauro Contreras, Blas Arredondo y Héctor Olguín.

Curiosamente el debut de Suby con los Naranjeros fue en Obregón el viernes 10 de noviembre de 1961 al iniciarse la serie semanal. Se trenzó en gran duelo con el sinaloense Rubén Rendón y cayó por 1-0 en donde los dos pitcheres lanzaron el juego completo.

Terminó esa temporada con 3-6, pero excelente efectividad de 2.59. Repitió con Hermosillo, pero algo no gustó a los directivos y lo cambiaron a Obregón. Ese año los Naranjeros con Virgilio Arteaga de timón fueron campeones por segunda campaña consecutiva.

Debutó haciendo trabajos de relevo, siendo en Los Mochis donde lanzó las primeras bolas para los Yaquis en un partido que perdió Nacho Martínez por 5-3 el domingo 25 de noviembre de 1962.

A la semana siguiente le da la pelota el manager Luis “Molinero” Montes de Oca para enfrentarse en el Estadio Álvaro Obregón a los Ostioneros de Guaymas y al joven Vicente Romo, que años más tarde sería su compadre. Fue un excelente partido, que ganaron los Yaquis por 2-1, cuando Romo permitió jonrones seguidos de Felipe Montemayor y Jaime Corella.

 

Felipe Montemayor

El viernes 7 de diciembre de 1962 debutó el primer americano en este béisbol y fue el pitcher Norman Forshyte con los Cañeros y su antagonista fue Suby, que lo venció por 4-3, donde Montemayor y Jaime Favela la pusieron en órbita. Terminó con números excelentes con 13-9 y 2.81 en carreras limpias.

Siempre fue un pelotero que se quejaba mucho. Abrió con Obregón la siguiente temporada y lo cambiaron a Empalme. Ahí se encontró con el cubano Manolo Fortes, que le enseñó a utilizar la saliva y eso lo convirtió en un pitcher ganador.

Cuando Empalme se salió de la liga en 1966-67, lo tomaron en el draft los Tomateros donde conquistó en su primera temporada nada menos que 14 victorias. Al año siguiente bajó a un 4-7 y eso influyó para que lo cambiaran a Obregón.

Tuvo la enorme satisfacción de lanzar la primera bola en el nuevo estadio de Obregón, que más tarde se llamó Tomás Oroz Gaytán, el jueves 8 de octubre de 1970.

Ese día inaugural jugaron ante Culiacán y fue un duelo con Jerry Messerly. En la séptima Nicolás Vásquez le pegó el primer jonrón y no tuvo decisión, pues Culiacán ganó 4-2 en once entradas, perdiendo Nicolás García y ganando Cecilio Acosta.

En verano tuvo temporadas de 20 y 22 victorias en 1970 y 1971. Su último año fue en 1979.

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