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I.- Robert Cohen nos presenta un muy original estudio sobre el nacimiento de la democracia o demokracia, hasta su eclipse, tras ser “la primera república del mundo”.
En 210 páginas de impresionante calidad, con 16 capítulos, una conclusión y 57 láminas en huecograbado, resume la historia política, cultural y filosófica de un pueblo con ciudadanos y esclavos, que chocó su imperialismo con el de Esparta –cada uno con sus aliados– en lo que fue la geopolítica griega; con una Atenas trágicamente derrotada que apagó lo que fue el Faro de la primera ilustración que fijó “al hombre como la medida de todas las cosas”.
Cohen logró una historia muy reveladora de una época: “Contémplese el curso nervioso, como impaciente, de los sucesos que transcurren entre reformas de Solón y el combate de Aigos Potamos; la paz paternalista de Pisístrato, la obra racionalizadora y eficaz de Clístenes, la carrera hacia el poder panhelénico de Temístocles y Arístides planean y presiden la cima dorada y terminal de la ciudad bajo la inteligencia y mando de Pericles, la suerte adversa, letal ya, de la guerra del Peloponeso... Así vivió Atenas durante el siglo y medio de su gran historia”.
¡Genial párrafo! Es como de un golpe abarcar el episodio de una civilización que fue punto de partida de nuestra historia, donde se ha dado el alumbramiento y eclipse de otras democracias republicanas. Cuando el historiador Tucídides decreta que Atenas es la escuela de Grecia
II.- Fue un párrafo escrito por Pedro Lalin Entralogo, después de leer a Cohen. En él tenemos el prefacio, para entrar de lleno a la obra: “El nombre tan respetado de Atenas está ligado para siempre a la forma de gobierno que predomina hoy en toda una parte del mundo civilizado: la democracia, la demokratia. Nació en Atenas, allí se desplegó por primera vez; después se eclipsó y mostró los males que podía provocar”.
Es un texto para aprender lo que ha consolidado las sociedades abiertas (Karl R. Popper); y que para serlo, las democracias han de “resolver con más democracia los problemas de la democracia” (Al Smith).
“Más de cien años le costó tan sólo el llegar a ver la luz del día. Solón establece principios, pero no de aplicación inmediata. Pisístrato les permite ir madurando en medio de la paz. Clístenes saca de ellos consecuencias lógicas. Efialtes y Pericles los harán pasar a la práctica. Un buen trabajo, en que nada se deja al azar, en que no se improvisa nada... a las disposiciones legales a veces se llama... constitución”.
Empieza la colaboración de la clase media, los pobres y la élite. El pueblo conquista sus derechos y es tomado en cuenta por sus gobernantes e inician “las bases del gobierno del pueblo por el pueblo” (que nos lleva a la divisa: “La democracia es el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo”, de Lincoln).
III.- Elaborado con imparcialidad de investigador, cada capítulo es un sol de aportaciones para reconocer y admirar esa democracia perfecta, aun con sus imperfecciones: democracia en el interior de Atenas y despotismo al exterior.
Dice que Platón “no llegará a ser un gran pensador, y sí un gran escritor... sino debido a su pesar de no haber podido llegar a ser ni un político mediocre”. “Atenas tardó dos siglos en morir de una enfermedad de la que podía muy bien curarse; le hubiera bastado querer.
A través de los siglos, hay otros países que supieron erguirse al borde del abismo y forzar el destino”. Sustituida Atenas por Esparta en 404 “no volverá a levantarse jamás de su derrota... y aun así continúa siendo el modelo de los teorizadores de la democracia”. El autor intercala algunas fuentes, pero salvo en su edición francesa, al parecer no hay una bibliografía sobre la que teje su libro.
Y con deducciones e hipótesis entra al problema ateniense para mostrarnos esa impresionante civilización, piedra de toque y punto de partida de las democracias desde entonces. “La historia de Atenas está ahí para demostrar que no siempre son necesarias revoluciones sangrientas para provocar trastornos sociales de tal amplitud que acareen la ruina del Estado”.
Ficha bibliográfica
Robert Cohen. Atenas, una democracia. Aymá, Barcelona
cepedaneri@prodigy.net.mx
