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Apasionante y magistral recital de música española

Javier Martínez
Viernes 30 de Enero de 2015
 

Con la "Danza del ritual del fuego", de Manuel de Falla, la riquísima música española a través de sus grandes compositores y de unos comprometidísimos intérpretes, se encendió uno de los recitales más apasionantes y magistrales que se han ofrecido en el Templo de la Purísima en Álamos. 

El violinista Alexandre Da Costa y el guitarrista Alexandre Éthier, canadienses ambos, llevan años empapándose y profundizando el estilo español soportados por una soberbia técnica instrumental que va más allá de lo convencional. Da Costa utilizó para este recital un violín Guarnerius del Gesu de 1730 como el que usaba Paganini. Dado que no leí el programa donde se informaba de ello, lo supe hasta que el propio intérprete lo mencionó ya avanzado el recital, para entonces yo ya estaba muy impresionado por el sonido de su violín, por su calidez y robustez, así que mi escucha no fue predispuesta por el dato y puedo decir que este violín no es pura leyenda, tiene algo. El uso del antiguo instrumento contrastó con la tableta electrónica desde la cual Da Costa seguía la partitura, ¿por qué no?, creo que el uso de estos dispositivos se generalizará pronto entre los músicos.

En la primera parte del programa dominó la música de Manuel de Falla, del cual se interpretaron además de la danza ritual, Siete Canciones Populares Españolas las cuales contienen melodías tradicionales y danzas de diferentes regiones de España trabajadas con gran refinamiento, envueltas en ricas texturas e interesantes armonías. Poética fue la interpretación que ofrecieron de ellas. Otra fue la alucinante Danza de Vida Breve con la cual cerraron la primera parte.

La segunda parte comenzó con un solo de violín, ya en la primera, Éthier había interpretado solo Asturias, de Albéniz. Ahora Da Costa la Chacona en Sol menor, de Tomaso Antonio. Ésta no la había escuchado antes y fue toda una revelación, ¿dónde más puede uno descubrir música tan maravillosa como esta si no es a través de estos artistas y este tipo de eventos tan escasos por estas tierras? Compleja y de extravagante belleza esta obra maestra a través de la intensa pero meditada ejecución de Da Costa tocó fibras profundas entre el público que se puso en pie.

Luego vino un bloque de piezas compuestas por Federico García Lorca, el gran poeta también músico. Poco conocidas, en sus melancólicas canciones populares también el poeta de la música “hace llorar a los sueños”.

Otro gran compositor abordado fue Enrique Granados, de él se interpretó la bella Danza Española no.5 “Andaluza” que, aunque compuesta para piano, la guitarra también la ha adoptado como suya, y escucharla esta vez adaptada para violín y guitarra enalteció sus melodías sin perder vitalidad rítmica, y esas melodías sonaron como canto gitano de la mano de Da Costa. En lo personal a veces no entiendo cómo la música de compositores como Granados y Falla no es tan conocida y apreciada que la de Chopin.

El programa terminó con Aires gitanos, de Pablo de Sarasate, una de las predilectas del repertorio para violín, una pieza técnicamente muy demandante y espectacular, particularmente en su parte final que provocó el arrebato y los gritos de “bravo”.

Solo hubo algo que empañó este evento de gran calidad artística, y fue que algunas personas, y esta vez no pocas, no podían dejar de hablar.

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