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Esplendorosa Ellie Dehn

Javier Martínez Rosas
Viernes 01 de Febrero de 2013
 

Una noche inolvidable del Ortiz Tirado la de este jueves último día de enero. La soprano Ellie Dehn y el pianista Laurent Philippe nos brindaron un recital de altísimo nivel con un programa atractivo que intercaló una selección de canciones y arias de bel canto. El público aunque numeroso de nueva cuenta no alcanzó a llenar el Palacio Municipal.

Con un generoso y apacible gesto, y luciendo un hermoso vestido blanco, Ellie nos cautivó desde su arribo al escenario aún antes de escuchar su voz mientras sonaban los acordes iniciales de una joya de Mozart, el “Et incarnatus est” de la gran misa en Do menor. La obra está “coloreada” con el estilo operístico italiano y transmite compasión, sentimiento que a través de Ellie inundó el recinto.

Su voz es de gran belleza y esta noche produjo siempre notas redondas, de buen cuerpo, manteniendo el mismo timbre en todo el registro y con una afinación impecable. Su articulación fue clara y en los adornos ligera y sutil. Pero además de sus cualidades vocales, también demostró formidables aptitudes actorales en las arias, y en las canciones hasta “pudimos entender” –quienes no hablamos francés o alemán- lo que decía el texto viéndola y escuchando las inflexiones en su dicción.

La segunda pieza del programa fue el aria “Les belles fleurs… Entre l’amour et le dovoir…” de la ópera Benvenuto Cellini, de Berlioz, en donde actuó encantadoramente. Después vinieron las “Cinq mélodies populaires grecques” de Maurice Ravel, donde la voz y el piano estuvieron a la par en cuanto a protagonismo. De ricas armonías y variadas texturas, estas breves canciones resultan ser una síntesis del genio de Ravel.

Laurent Philippe demostró su maestría en el instrumento y en el arte de acompañar. Es un pianista temperamental que le gusta enfatizar los contrastes y que logró sacar lo mejor que puede dar el piano que se usa para estas noches de gala en el FAOT, un instrumento que simplemente cumple(“well, mmm… it’s ok”, fue la respuesta que recibí de Philippe al preguntarle sobre el piano) pero que me parece ya “le queda chico” a este Festival y aunque se prometió adquirir uno mejor para este año, no llegó, se lo reservan para la siguiente edición, la de los 30 años. Que así sea, aunque creo que hubiera sido maravilloso que lo hubiera usado Phillipe esta noche.

La primera parte terminó con dos celebérrimas arias “O mio babbino caro…” de Puccini (¿acaso la más interpretada en la historia del Festival?) y “Ah! Je suis seule… Dis-moi que je suis belle…”  de la ópera Thaïs, de Massenet. Fueron dos excelsas interpretaciones de Ellie.

Y por si no hubiéramos sido suficiente lo que ya había exhibido, en la segunda parte Ellie, ahora portando un elegante vestido negro, nos demostró que podía dar aún más y con su interpretación de “Quando m’en vo…” de la ópera La Bohème, de Puccini, nos hizo vibrar cantándola como si supiera que en efecto, como dice la letra, nos estuviéramos “muriendo” de alguna manera al admirar su belleza.

El programa continuó con “Ain’t it a pretty night…” de la ópera Susannah, de Carlisle Floyd; “Csárdás” de la opereta Die Fledermaus, de Strauss; tres canciones de Franz Liszt (“Die Loreley”, “Comment, disaient-ils” y “Oh! Quand je dors”) y el estupendo programa concluyó con el aria “È strano… Sempre libera…” de la ópera La Traviata, de Verdi. Al término se escucharon los “bravos” y una emocionada Ellie Dehn (quien lamentó no poderse quedaren Álamos más tiempo por su apretada agenda) cantó tres piezas más para mayor deleite de todos en esto que fue una extraordinaria velada musical.

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