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Y vence Arturo Chacón en la apertura del 29 FAOT

Javier Martínez Rosas
Sábado 26 de Enero de 2013
 

El Festival Alfonso Ortiz Tirado ha iniciado y el tenor sonorense Arturo Chacón se encargó de dar el chispazo de lo que se espera sean unas magníficas noches musicales en el Palacio Municipal de Álamos.

“Álamos y su magia les abre las puertas una vez más en este encuentro que se ha convertido ya en toda una tradición cultural de México para el mundo” dijo Benjamín Anaya, presidente municipal de este municipio durante la ceremonia de inauguración y entrega de la medalla Alfonso Ortiz Tirado a Chacón. 

En un escenario bellamente iluminado y con un recinto lleno además de público siguiendo el evento en una pantalla instalada frente al palacio, Chacón, acompañado de la Filarmónica de Sonora con Patrón de Rueda como director concertador, ofreció un programa que constó de dos partes: La primera principalmente operística, con arias, y la segunda integrada mayormente por canciones populares de compositores mexicanos. 

No faltaron también los números instrumentales orquestales y fue con la obertura de la ópera El murciélago, del compositor Johann Strauss II, mejor conocido como “el rey del vals”, que dio inicio el programa en lo que fue una certera elección para empezar pues se trata de una pieza muy atractiva, llena de ingenio y energía, y que estuvo bien lograda por la Filarmónica de Sonora que se llevó fuertes aplausos.

Chacón iniciaría su participación con “Questa o quella…” (Ésta o aquella…) de la ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi. Un dominio total de los medios dramáticos y musicales, acercando la música a la palabra al seguir la prosodia, es algo que encontramos en la obra de este compositor. Chacón, si bien con entrega, afinación y fraseo seguro, su voz no resultó plena de inicio; se escuchó un tanto contenida, pero conforme se desarrolló el programa logró soltarla cada vez más y finalmente pudo demostrar por qué es uno de los tenores jóvenes más relevantes del momento.

Después interpretó “Torna a Surriento” (Regreso a Sorrento) una canción napolitana de Ernesto de Curtis en lo que fue una selección personalísima ya que comentó que al haber crecido en Navojoa, acostumbraba a ir a Las Bocas y pasar las noches allí en la playa mirando el mar, razón por lo que esta canción cuya letra comienza diciendo: “Mira el mar, que bello es, inspira tantas emociones, como tú, que a quien miras, despierto le haces soñar”, le hace evocar aquellos momentos. 

Luego vino un número instrumental, la bella “Meditación” de la ópera Thaïs, de Jules Massenet, un intermezzo para violín y orquesta que viene después de una escena en la que Athanaël, un monje, confronta a Thaïs, una hermosa pero frívola cortesana, para convencerla de que deje de lado su disipada vida de lujo y placer y encuentre salvación en Dios. Y es mientras dura la reflexión luego de ese encuentro que esta pieza suena. Al terminar, Thaïs le dice al monje que le seguirá al desierto. El tempo indicado de inicio de la pieza es Andante Religioso, y con una flexible, prolongada y bella melodía entra el violín.

El violinista solista esta noche fue Vilen Gabrielycan quien interpretó con gran lirismo pero la orquesta aquí no fue muy fina en los matices, faltando tanto mayor volumen para el intenso clímax como menor para el suave final. 

A continuación Chacón interpretó dos intensas piezas. “Pourquoi me réveiller…” (Por qué me despiertas) de la ópera Werther de Massenet, basada en la novela de Goethe. Y “E Lucevan le stelle…” (Y brillaban las estrellas) de la ópera Tosca, de Giacomo Puccini, en lo que fueron dos apasionadas interpretaciones de Chacón. En “Y brillaban las estrellas” logró estremecer. Se trata de una romanza elegiaca en donde el protagonista, Mario Cavaradossi, un pintor simpatizante de las ideas liberales hecho prisionero entona, antes de su inminente ejecución, una canción que evoca los momentos más bellos vividos con su amante. La traducción estaba siendo proyectada en una pantalla en el escenario. 

Después de otro intermezzo orquestal, uno de la ópera Atzimba, de Ricardo Castro y “La donna è mobile…” (Una mujer voluble), de Verdi, concluyó la primera parte. 

La segunda parte del programa fue más relajada y el público también cantó en la popularísima “Serenata Huasteca” de José Alfredo Jiménez y en “La borrachita” de Tata Nacho. Y ya con su voz plena Chacón nos regaló una vibrante versión de “Granada” de Agustín Lara que fue la más elogiada de la noche junto con la pieza de encore “Nessun dorma” (Nadie duerma), de Puccini, cuyo final: ¡Venceré! ¡Venceré! pareció significativo esta noche. El público exaltado y de pie pidió otra para luego irse más que satisfecha con “Sonora querida”. 

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